Hace unas semanas, Laura Álvarez, la mujer que todos los días aparece en su pantalla de televisión en el pequeño recuadro de las conferencias mañaneras y vespertinas como intérprete de señas, tuvo que resolver un reto por demás difícil: con el inicio de la crisis de covid-19 y sin poder perder mucho tiempo, se vio obligada a repensar cómo comunicaría a los mexicanos la pandemia con palabras o conceptos que no existen en lenguaje para sordos.
Coronavirus. Susana Distancia. Transmisibilidad. ¿Cómo explicar algo así de nuevo y técnico en lenguaje de señas? No es un tema menor: en México, casi 500 mil personas padecen de algún tipo de limitante auditiva según el INEGI. Desde este gobierno, informar a ese segmento de la población se ha vuelto parte integral de la comunicación presidencial.
Por eso, Laura cuenta de su momento eureka, que podría describirse como un foco sobre la cabeza.
El tiempo apremiaba, por tratarse de una crisis. Fue así como recurrió, en primer caso, a la experiencia probada de los chinos y copió algunas de sus señas.
Así, llegó a la palabra coronavirus que en China alguien, en su propio momento diáfano, logró conceptualizar con un movimiento que simula la forma del virus y su corona. “Siendo un tema nuevo y de gran importancia en la cuestión de la comunicación hemos tenido que actuar muy rápido, porque empezó de un día para otro.
Quédate en casa