«La cruz que honramos, es la que nos ubica en el territorio donde estamos. Ella (la cruz), es la que preside nuestro espacio sagrado, llamado ichkool o la milpa, de la que dependen las comunidades para poder alimentarse y prevalecer», explica Bernardo Caamal Itzá, mayista y comunicador, y quien ha dedicado muchos años de su vida a mantener vigente la costumbre de «honrar a la Cruz».
«Nuestros ancestros nos dicen, esa Cruz es la que nos da la vida. Entonces, obsérvala, es posible encontrar vida en ella, no es aquella cruz que vino de Europa con los españoles, es una cruz maya», precisó.
Para las comunidades creyentes, esa Cruz se hizo desde los inicios de la milpa, ya que sus brazos son equidistantes (que están perfectamente equilibrados). » Es geoposicional (está alineada hacia el centro del planeta), es decir emerge desde el inframundo, desde las entrañas de la Tierra, así es la perspectiva nuestra».
«La Cruz, entonces, representa los orígenes nuestros antepasados, desde la práctica de la milpa y del cultivo del maíz, tal vez esto no aclare las dudas a quienes no alcanzan a entender el papel de la Cruz en nuestras vidas, pero para nosotros está claro lo que representa».
Muchos de los que han estudiado la cultura maya, dicen que hay comunidades con más de 3,000 años de origen y vivieron de la milpa antes de que llegaran los españoles.
La milpa, les permitió salir adelante, uno puede alimentarse y vivir en armonía con la naturaleza. Para esas comunidades, los granos de maíz son sagrados y forman parte de su identidad y de su historia.
«Sin los granos sagrados del maíz y de los xa’ak o de los íinaj o de esas semillas complementarias que se recomiendan cultivar por los milperos expertos, tal vez estas comunidades ya habrían desaparecido, y no, al contrario, prevalecen y nacen nuevas generaciones», precisó.
Hay ejemplos claros, como el caso de Chikindzonot, por mencionar uno de muchos, considerado el pueblo más pobre de todo Yucatán, pero su población ha sabido resistir y salir adelante de la dura prueba que es nacer en desventaja, y hay muchas comunidades similares en todo el territorio peninsular, que han salido adelante con la ayuda de la milpa, comentó.
«Honrar a la Cruz maya, nos recuerda entonces nuestros orígenes como pueblo, ya que referenciarlas en las milpas, es clamar de nuevo esa presencia sagrada de quienes se adelantaron para que nos ayuden a lograr las mejores cosechas, y a mantener su legado», señala en mayista y comunicador de la estación de Radio Xepet, una estación maya hablante.
Entonces, el ritual está enfocado en pedir a la Cruz que llueva bien, y también le piden a sus muertos y que honraron a la Cruz cuando caminaban por esta tierra, que clamen por ellos y ayuden a que haya un futuro para sus familias; que el «Sayab» o el agua inagotable subterránea, bendigan sus tierras y sus milpas.
En resumen , los mensajes de la «Cruz Maya», recuerdan a sus creyentes la responsabilidad individual y colectiva por honrar a la vida y ser agradecido con la tierra, y aquel que no lo haga, entonces, sabrá de sus consecuencias en el futuro.
“No dejen que les pisoteen sus derechos, aquel que se atreva a contaminar nuestras aguas, semillas e ignorar nuestras palabras sagradas, atenta con nuestra forma de vivir en estas tierras. Nuestro modo de vida depende a que estos elementos no se contaminen, entonces su cuidado, es de todos, no de uno, depende de la colectividad», expuso durante su discurso en el marco del ritual.
Durante 17 años, el colectivo Xok k’iin, se ha encargado de mantener viva esta creencia en las comunidades mayas del sur del estado, tiempo que ha sido de continuo aprendizaje en el terreno milpero, De hecho, el colectivo es integrado por destacados milperos que han estudiado por décadas las semillas nativas y ayudan a la gente a usarlas para mejorar y aumentar su producción de maíz.
LA CRUZ PARLANTE
Esta no es la única cruz que forma parte central de las creencias de las comunidades mayas, pues también persiste la adoración a la llamada «Cruz Parlante».
El origen de la Cruz Parlante, se remonta a la Guerra de Castas, rebelión maya que inició en 1847 en contra de la población no indígena que había sometido a la explotación a los mayas durante varias décadas.
Los mayas rebeldes pensaban que a través de la cruz, Dios se comunicaba con ellos. De esta forma se estableció la localidad de Noh Cah Santa Cruz Balam Nah Kampocolché Cah y el culto a la santísima Cruz (Cruz Parlante).