Desde pequeña, Laura Aguilar Franco soñó con ejercer la medicina. Hoy, ese sueño no solo se ha cumplido, sino que ha traspasado fronteras. Egresada de la Licenciatura en Médico Cirujano por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Laura acaba de obtener su Maestría en Salud Pública por la Universidad de Harvard, una de las instituciones académicas más prestigiosas del mundo.
Originaria de Mérida y primera médica en su familia, Laura recuerda que ingresar a la UADY fue el primer gran paso de un camino marcado por el esfuerzo, la determinación y el crecimiento personal.
“No tenía contactos en el ámbito médico, así que todo fue nuevo para mí. Pero en la carrera encontré no solo profesores, sino verdaderos mentores que me guiaron y me ayudaron a construir mi camino”, compartió en entrevista con esta casa de estudios.
Durante su formación universitaria, descubrió que la medicina no solo se ejerce en el consultorio. La investigación, la educación médica, la simulación clínica y, especialmente, la salud pública captó su atención.

Fue precisamente en el Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la UADY donde, al colaborar con la Dra. Elsa Rodríguez, comenzó a trabajar con un enfoque social y poblacional, visualizando el impacto colectivo que puede tener la medicina cuando se convierte en política pública.
“El trabajo en salud pública tiene el potencial de impactar comunidades enteras. Como médicos podemos cambiar la vida de una persona y su familia, pero con salud pública podemos mejorar la vida de muchas personas a la vez”, afirmó.
Esa visión la llevó a dar el salto a Boston, Estados Unidos, donde primero obtuvo un fellowship (beca para estudios de posgrado o a un programa de formación especializada) en investigación en el Hospital Beth Israel Deaconess, afiliado a la Escuela de Medicina de Harvard. Ahí trabajó en el área de cardiología, enfocándose en pacientes con trasplantes de corazón, y se inspiró al ver que sus colegas combinaban la práctica médica con estudios en salud pública.

Con el respaldo de sus mentores —entre ellos, el Dr. Ramón Esperón Hernández, coordinador del Sistema de Licenciatura de la UADY— decidió postularse a la Maestría en Salud Pública de Harvard.
“Sabía que, si iba a dejar Mérida, tenía que ser solo por la mejor opción. Me arriesgué sin saber cómo iba a pagar la matrícula, pero apliqué con la convicción de que debía intentarlo”, relató.
Gracias a su talento y constancia, logró ser admitida y obtuvo el financiamiento necesario.
Durante su posgrado, desarrolló investigaciones sobre pacientes con choque cardiogénico que requieren asistencia mecánica para mantener la circulación sanguínea. Su proyecto principal se centró en el uso del dispositivo ECMO (Oxigenación por Membrana Extracorpórea) y en cómo la configuración de las cánulas influye en la supervivencia de los pacientes.

A pesar de los desafíos que implicó adaptarse a una nueva cultura, vivir lejos de su familia y enfrentar barreras logísticas, Laura encontró en la comunidad internacional de Harvard una red de apoyo solidaria.
“Lo más difícil no fue lo académico. Harvard lo hace todo accesible para los estudiantes. Lo más duro fue adaptarme a estar lejos de casa. Pero aprendí a construir comunidad, incluso en otro idioma, en otro país, y eso ha sido invaluable”, expresó.
Ahora, tras concluir su posgrado, ha sido aceptada en un fellowship en investigación clínica centrado en insuficiencia cardiaca en el mismo hospital, donde representará a Harvard y continuará desarrollando proyectos de alto impacto.
Con voz firme, Laura Aguilar Franco envió un mensaje claro a las y los jóvenes estudiantes de la UADY: “La Universidad tiene todo lo necesario para que estemos en los mejores lugares del mundo. No se limiten. No dejen que sus condiciones definan sus metas. Acepten sus circunstancias, pero no permitan que determinen hasta dónde pueden llegar”.

Su historia no solo es un motivo de orgullo para la comunidad universitaria, sino también una inspiración sobre cómo la educación pública, el esfuerzo personal y el compromiso social pueden trascender fronteras y transformar vidas.
“Me siento muy orgullosa de representar a la UADY en espacios como Harvard. Cada quien aquí tiene su historia, y la nuestra, desde el sureste de México, también merece ser contada. Somos capaces, estamos preparados, y tenemos mucho que aportar al mundo”, concluyó con emoción.