La ciudad china de Wuhan y concretamente el mercado de Huanan no pueden considerarse definitivamente como el punto de origen de la pandemia de la COVID-19, según el informe final de un equipo de científicos al que la Organización Mundial de la Salud (OMS) encomendó investigar el origen del coronavirus.
Las indagatorias indican que hubo casos iniciales que no tenían ninguna relación con el mercado de Huanan, en Wuhan, y que ahora se sabe que en diciembre había una considerable transmisión del virus en la comunidad que tampoco puede asociarse con ese lugar.
Estas informaciones, puestas en perspectiva, “pueden sugerir que este mercado no fue la fuerte de origen del brote“, plantea el informe.
Esta es una primera conclusión a la que llegó la misión internacional de 17 científicos, que trabajó con un equipo compuesto por el mismo número de expertos chinos en un visita de 28 días a Wuhan, de los cuales más de la mitad el primer grupo pasó en cuarentena.
El lugar desde el que se propagó inicialmente el coronavirus SARS-CoV-2 se mantiene como un misterio, pues aunque el mercado no queda descartado totalmente, no hay evidencias suficientes de que la crisis sanitaria que vive el mundo empezó allí.
“En este momento no se pueden sacar conclusiones firmes sobre el papel del mercado de Huanan en el origen del brote o sobre como la infección habría llegado al mercado”, recalca el informe en uno de sus pasajes.
Más adelante, los científicos señalan que estudios de distintos países apuntan a que el SARS-CoV-2 puede haber circulado varias semanas antes de que se detectara el primer caso en Wuhan.
Esto podría sugerir “la posibilidad de una circulación ignorada en otros países”, dice el informe, que considera importante investigar esos casos anteriores.
Una de las narrativas más comunes de las autoridades chinas ha sido que el virus no se propagó desde Wuhan, sino que llegó allí desde otro lugar.
La misión científica considera que lo más probable es que el coronavirus SARS-CoV-2 pasara del reino animal al ser humano, pero sigue sin determinar cómo ocurrió ese salto y la especie responsable.
La hipótesis del salto indirecto, es decir a través de una especie intermediaria, es a la que más peso dan en su informe final los expertos que han dedicado los últimos meses a intentar identificar la génesis de la crisis sanitaria en la que está inmerso el mundo desde hace más de un año.
Sin embargo, todavía no existe pistas suficientemente fuertes que apunten a una especie en particular, a pesar de que los pangolines han sido sobre los que más se ha sospechado.
En cambio, el equipo internacional en busca de evidencias de cómo empezó la pandemia, considera que lo menos probable es que la propagación del virus haya sido consecuencia de un accidente de laboratorio.
La hipótesis del salto directo de la especie portadora del coronavirus a una persona les parece de una probabilidad mediana, pero un poco mayor que la de una introducción a través de algún alimento congelado.
Sobre la hipótesis inicial (transmisión a través de una especie intermediaria), que aparece en el informe como la más plausible, los científicos recuerdan que los datos genómicos recolectados entre los animales indican que los coronavirus más emparentados con el que causa la covid-19 se han encontrado en murciélagos y pangolines, lo que indica que estos mamíferos pueden actuar como reservorios naturales.
Sin embargo, las cosas no están nada claras porque “ninguno de los virus que se han identificado en estas especies es suficientemente similar al SARS-CoV-2 como para que sean sus progenitores directos”, explica el informe. (EFE)