En 1985, Marty McFly se subió por primera vez a un DeLorean devenido en máquina del tiempo y cambió la historia para siempre. Volver al Futuro (Back to the Future) se convirtió en la película más taquillera de ese año para Universal y disparó una franquicia que contó con dos secuelas en el cine aclamadas por los fans de todo el mundo, una serie animada de televisión, atracciones en parques temáticos, incontable merchandising oficial, comics con los personajes, videojuegos y hasta su propia línea de ropa.
La película fue incluída en la Biblioteca del Congreso y en el Registro Nacional del Cine de Estados Unidos por su valor cultural y su relevancia histórica, entrando en una selecta lista de títulos inmortales.
El éxito de la primera parte fue tal, que las dos secuelas se filmaron en paralelo, algo sin precedentes para un estudio en aquella época. Todo gracias a la brillante idea original del guionista Bob Gale, que viendo el anuario de sus padres en el sótano de su vieja casa, se preguntó si hubieran sido amigos de haber ido juntos a la misma escuela.
Cuando eras chico, ¿alguna vez tus padres te contaron todas las penurias que pasaban cuando ellos eran chicos? Como caminar kilómetros a la escuela bajo la lluvia.
El director Robert Zemeckis planteaba con una sonrisa pícara, el mismo año de su estreno, esta pregunta que sirvió como una de las ideas disparadoras para la película. Cuando su amigo de la universidad y frecuente colaborador creativo Bob Gale le contó de su idea, a Zemeckis se le ocurrió fusionarlo con un concepto propio sobre lo poco que conocía del pasado de su madre.
La premisa original siempre giró en torno a la posibilidad de volver en el tiempo y ver si realmente los padres del protagonista eran como él se los imaginaba, solo para descubrir que su juventud había sido completamente distinta a lo que creía.



