Según las leyendas, para los antigüos mayas los cenotes eran lugares sagrados, eran vistos como la puerta al inframundo; incluso para ellos su Dios de la lluvia, Chaak, habitaba en las cuevas y los cenotes.
Cenote es una derivación de la palabra maya Ts’onot o Dz’onot, que significa cosa honda, abismo, profundidad, caverna con depósito de agua.
Los mayas dejaron la creencia de que al morir, las personas recorrían un largo camino hacia el mundo de los muertos, Xibalba. Este mítico lugar, donde se encuentran los dioses, se ubica físicamente en el subsuelo terrestre y bajo el agua, que también es conocido como el inframundo.
Visitar Yucatán es aprender más sobre nuestros antepasados, cultura e historia, y los cenotes son una parada obligatoria, pues te transportan a otra dimensión, generando una sensación de paz.
Mucuyché
El cenote Carlota es semiabierto, con profundidades de hasta siete metros, aguas muy cristalinas y paredes cubiertas de vegetación. Para entrar hay que usar un chaleco salvavidas. Azul Maya es el cenote vecino, al que se llega por un puente acuático; es una caverna plagada de estalactitas y estalagmitas, en medio de la oscuridad.
Suytun
Significa ”centro de piedra” y se ubica en el Rancho Ganadero-Ecológico Suytun de Fernández y Mendoza, en el kilómetro 8 de la carretera que conecta Valladolid con Puerto Juárez.
Es un cenote cerrado, que se encuentra bajo tierra y mantiene un agujero que permite la entrada de un rayo de luz que ilumina su interior y resalta aún más los colores del agua; es una belleza que manifiesta lo que significa el inframundo para los mayas.
El cenote está acondicionado con escaleras que llegan a una especie de pasarela de piedra y cuenta con iluminación artificial para observar el interior.
Aquí habitan los guardianes, unos duendes de piedra que cuidan el lugar, mantienen una energía mística y se aseguran que los visitantes protejan y cuiden la naturaleza.
La entrada tiene un costo de 150 pesos y hay cabañas para quedarse a dormir, un restaurante de cocina yucateca en buffet.
Zazil Tunich
Desde la llegada al lugar comienza la experiencia, pues la entrada está envuelta en la vegetación, antorchas y árboles.
En la taquilla se ofrecen varios paquetes de actividades en medio de la selva, recorridos guiados y la caverna mágica. Aquí hay impresionantes estalactitas y estalagmitas de todos los tamaños, que son una especie de guía por los años de este cenote que tiene un color azul sorprendente.
Chichikan
Es un parque ecoturístico con experiencias únicas que invitan a recorrer el camino de los mayas, un lugar lleno de magia y tranquilidad con actividades para conocer más sobre cómo vivían los mayas, que incluye un recorrido que termina con un chapuzón en el cenote abierto, relativamente viejo y muy bello.
A la entrada están las pinturas corporales, en donde los trabajadores amantes de la historia y cultura de la región pintarán como especie de tatuajes, símbolos mayas.
También están las casas tradicionales, donde enseñan a hacer tortillas, y los ingredientes típicos como el maíz y el cacao, que era sagrado; los visitantes muelen los granos de cacao para crear una de las bebidas ancestrales más populares que simbolizan el amor y la tranquilidad.
Hay otras secciones en las que enseñan a tejer hamacas, elaborar miel de la abeja melipona y conocer más sobre el Xtabentún, una bebida de anís y miel elaborada desde los tiempos ancestrales. Al final, la enorme caminata por el bosque. (Milenio)