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Sedeculta honra la memoria de Nidia Esther Rosado de Figueredo

Autoridades estatales, familiares y amistades acudieron al homenaje a Nidia Esther Rosado de Figueredo, con una develación de placa en la Biblioteca del Centro Cultural “La ibérica”, que a partir de este día, lleva el nombre de la escritora, como parte de la visión del Gobernador Mauricio Vila Dosal, de reconocer a personajes imprescindibles en la historia de la entidad.

La titular de la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta), Loreto Villanueva Trujillo, acompañada de Ramón López Rodríguez, sobrino político de la literata, y Carlos Enrique Díaz Herrera, su sobrino nieto, pusieron este espacio a disposición de la ciudadanía, con mil 207 títulos, entre textos y revistas, divididos en las colecciones Yucateca, General y Bellas Artes; abre de lunes a viernes, de 9:00 a 14:00 horas.

Asimismo, la funcionaria agradeció la oportunidad de honrar a quien fue su docente en la Escuela Normal Superior “Rodolfo Menéndez de la Peña” y marcó su vida, no sólo por las enseñanzas, ”más que nada, por el ejemplo que nos dio como maestra, como mujer valiente, como una mujer inteligente, como una mujer adelantada a su época, con la que vivimos una etapa preciosa y la que siempre nos alentó a atrevernos a hacer las cosas”.

Posteriormente, las y los asistentes disfrutaron dos poemas de la homenajeada, “Tus fantasmas” y “Un cuarto de rosas”, que interpretaron Evangelina Mireles y Enna Palomo, respectivamente, así como el cuento “Don Diablo”, a cargo de Luis Ayuso, para dar paso al conversatorio sobre su persona, que ofrecieron las escritoras Pilar Acevedo Brito y Verónica García Rodríguez.

Durante la plática, ambas autoras coincidieron en que la obra de Rosado de Figueredo abarcó distintos géneros, desde volátiles crónicas periodísticas hasta novelas autobiográficas, pasando por la lírica, el teatro y la narrativa corta; en selecciones y recopilaciones, de carácter documental y ensayístico, se deja constancia de las presencias relevantes que, en el siglo pasado, dejaron huella en la cultura local.

También, se mencionó que, en 1938, ella egresó del referido plantel, en el que más tarde fue catedrática y, de 1973 a 1978, su directora. Sobresalió como pionera de la enseñanza audiovisual en el territorio, ya que estudió un posgrado en la materia, en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), en 1960.

Igual, ocupó la Jefatura de Comunicación Educativa y Promoción Cultural del Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del Estado (Isstey) y su pasión por la literatura la llevó a encabezar talleres de teatro, coordinar y fundar diversas bibliotecas, escribir libros en diferentes géneros y colaborar en los periódicos Novedades, Por Esto! y Diario del Sureste.

Se inició en las letras con el poemario Morado y azul, finalizando su producción con La última frontera, que presentó en 2005; enriquecen su legado Registrando cajones, Cardos en la ruta, Gotero del buen humor, Cuando la feria acabe, Notas periodísticas, Suyunché, Huellas en el umbral, El mucbilpollo de don Pancho y Cuentos y anécdotas de Yucatán.

Fue en 1987 cuando recibió la Medalla Yucatán, máximo galardón que otorga el Ejecutivo estatal; en 1996, se le nombró Maestra Distinguida, y en 1998, recibió el Premio Literario “Antonio Mediz Bolio” y formó parte tanto del Seminario de Cultura Mexicana como de la Sociedad de Geografía y Estadística.

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