En los últimos años, las temperaturas máximas extremas se han incrementado en la ciudad de Mérida, y fue hace unos 7 años cuando se llegó al récord absoluto de calor.
Lo anterior explicó el especialista Juan Antonio Palma, muy probablemente está relacionado con el aumento de la masa de concreto y la deforestación, convirtiendo a la capital yucateca en una auténtica «isla de calor».
De acuerdo con información del Observatorio Meteorológico de CONAGUA, ubicado en terrenos del aeropuerto, en los últimos 12 años se alcanzó en dos ocasiones el récord absoluto de temperatura máxima extrema en Mérida, desde que se llevan registros.
La primera vez fue en el mes de mayo de 2009 cuando hubo 43.5 grados y, después, en abril del 2015 con 43.6 grados. Esta condición puede ser parte de nuestra variabilidad climática, pero también puede ser influencia del crecimiento de la ciudad.
Las islas de calor se caracterizan por la marcada diferencia de temperatura observada entre los espacios urbanos repletos de construcciones en comparación con su periferia con más vegetación. La distribución espacial de temperaturas de las «islas de calor» son concéntricas o en forma de domo, si hacemos un corte transversal sobre la ciudad.
La construcción de nuevos fraccionamientos y el crecimiento urbano extienden la plancha de concreto en la ‘ciudad blanca’, además de que se presenta un mayor grado de deforestación. En donde hay más construcciones y masa de concreto, las temperaturas serán mucho mayores que en la periferia, donde existe más vegetación.
La vegetación es sustituida por superficies de concreto, asfalto, ladrillo y otros materiales de construcción que alteran el balance hídrico y radiactivo superficial, como por ejemplo, la absorción de calor y su lenta dispersión. Incluso al caer la noche, la temperatura se mantiene mucho más alta que en zonas periféricas o comisarías.
¿Cómo solucionar el problema?
Para regular este incremento de las temperaturas y crecimiento de la isla de calor en Mérida es importante reforestar, ya que los árboles proyectan sombra y refrescan el ambiente al no permitir una alta absorción de calor por la superficie.
De la misma manera, es necesario rehabilitar áreas verdes con pasto y plantas, pues ayudan a crear entornos más frescos en lugar de plataformas de concreto “donde se podría cocer un huevo”.
Aunque es inevitable y en cierta forma necesario que nuestra ciudad siga creciendo, es importante que se tomen medidas urgentes, ya que si la isla de calor en Mérida sigue creciendo, en los próximos años se podrían alcanzar temperaturas superiores a los 45 grados. La solución es fácil, devolver en mayor o menor medida su espacio a la naturaleza, siembra un árbol o plantas.
Con información de Juan Antonio Palma Solís
Meteored México