Su bajo costo y su alto poder adictivo, empiezan a provocar que el consumo de la droga conocida como «cristal», empiece a extenderse incluso entre menores de 17 años, informó la psicóloga Alondra Anahí Cuevas Ordaz, directora de Salud Mental de la Asociación Civil Arca de Noé.
Explicó que aunque Yucatán aún no aparece en las estadísticas oficiales como una plaza de alto consumo de esa droga, la realidad es que sí se ha observado en los últimos años un aumento de por lo menos de entre un 70 a 80 por ciento en el ingreso de personas que consumen «cristal» en su centro de rehabilitación.
«El cristal, es una metanfetamina combinada, por su diseño, fue utilizada durante la Segunda Guerra Mundial, para incentivar a los soldados a matar y pasar días sin comer y dormir», explicó.
«Actualmente es un narcótico extremadamente barato, pues puede ser comprado en porciones desde los 20 pesos, y sus efectos pueden extenderse por horas, lo que lo hace una droga de muy fácil acceso y altamente adictiviva», añadió.
Es esa facilidad para comprarla, continuó, es lo que ha disparado el número de consumidores, y aunque en un principio, parecía un asunto nada más de las zonas marginales, su consumo se ha extendido también entre los sectores de la población con mejor poder adquisitivo.
El problema se ha hecho más grave, pues ese precio lo hacer de menores que cursan la secundaria, “aunque nos ha tocado atender casos de infantes con menor edad”.
«Este costo muy por debajo de una droga promedio, y por ser una sustancia muy poderosa, que rápidamente genera una dependencia, ha disparado el número de consumidores en la entidad», sostuvo.
De hecho, el «cristal» ya empieza a desplazar a la mariguana y a la cocaína como drogas de «primer contacto».
«Antes los jóvenes que venían en busca de ayuda para su rehabilitación te decían que su primer contacto con las drogas fue a través de la mariguana o la cocaína, ahora cada vez son más los que señalan al cristal o a las metanfetaminas», abundó.
Por su lado, director del Departamento de Consejería en Adicciones de la A.C., Antonio Salazar Villalobos, coincidió en que la manera en cómo cualquiera puede hacerse de esta droga «lamentablemente es muy fácil y barata”.
Expuso que existen ciertos indicios para detectar que una persona ha empezado a consumir el cristal, siendo las más obvias, el deterioro de la piel y la pérdida de peso.
De igua menara, empiezan a tener reacciones extrañas, como aislamiento, paranoia, sensación de persecución. Una persona que lleva de tres a seis meses consumiendo, ya está presentando cuadros psicóticos. Al año, ya se detonó una esquizofrenia, o adoptan conductas infantiles
Comentó que en el Arca de Noé, atienden a 120 pacientes de 12 a 65 años, un 70 por ciento, fueron internados por su adicción al cristal.