El cocodrilo de Morelet (Crocodylus moreletii), conocido también como cocodrilo mexicano o cocodrilo de pantano, es una especie endémica de Mesoamérica que habita en lagunas, ríos y pantanos de agua dulce. Se caracteriza por su robusto cuerpo que alcanza entre 2.5 y 4 metros de longitud, su piel verde olivácea con manchas oscuras y una poderosa mandíbula en forma de “V”.
Más allá de su imponente apariencia, este reptil cumple una función ecológica esencial como depredador tope, regulando las poblaciones de otras especies y manteniendo el equilibrio de los ecosistemas acuáticos (Platt et al., 2010).
Además, su dieta, basada en presas enfermas o débiles, contribuye a conservar la salud de las comunidades animales. Como afirma el especialista Carlos Cifuentes Lemus, “la presencia del cocodrilo es sinónimo de salud ambiental”.
“la presencia del cocodrilo es sinónimo de salud ambiental”.
¿Qué es una UMA?
En Isla Arena, el cocodrilo de Morelet ha estado históricamente ligado a la cultura local. Para los antiguos mayas era un símbolo de abundancia y fertilidad, aunque con el tiempo, y ante la invasión humana de sus hábitats, fue visto como un animal peligroso.
Desde hace casi dos décadas, la UMA Wotoch Aayin ha cambiado esta percepción mediante proyectos de educación ambiental, ecoturismo y crianza controlada. La comunidad local, organizada como socios de esta iniciativa, ha demostrado que el manejo responsable de esta especie no solo evita la caza ilegal, sino que también genera empleos verdes, ingresos sostenibles y conciencia ambiental.
Wotoch Aayin ofrece visitas guiadas donde los turistas pueden observar de cerca a los cocodrilos en condiciones controladas, aprender sobre su biología y comprender su importancia para los ecosistemas. Estas experiencias no solo sensibilizan a los visitantes, sino que también reducen el tráfico ilegal de pieles al fomentar prácticas certificadas y responsables.
Los ingresos generados se reinvierten en infraestructura ambiental, monitoreo comunitario y programas educativos, fortaleciendo la gobernanza local y creando un modelo replicable de conservación participativa.
Un ejemplo de convivencia con la naturaleza
Gracias a iniciativas como la UMA Wotoch Aayin, el cocodrilo de Morelet ha pasado de ser visto como una amenaza a convertirse en un aliado estratégico para la conservación. Sin embargo, aún queda mucho por hacer en términos de educación y prevención para garantizar su supervivencia a largo plazo.
Este ejemplo demuestra que sí es posible convivir con especies silvestres de forma armónica, generando beneficios tanto para la biodiversidad como para las comunidades humanas.
Con información de la revista Biósfera https://biosferambiental.com/