El Centro Cultural del Mayab se consolida como un espacio donde la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta) promueve y fortalece la enseñanza de expresiones creativas innovadoras, en el marco de su misión de diversificar la agenda artística y formar nuevos públicos.
Como parte de esta agenda, el centro cultural, ubicado junto al templo expiatorio de Nuestra Señora de la Consolación, conocido como la iglesia de Monjas, fue sede de un taller para analizar y reflexionar sobre la creación artística colectiva, así como de dos muestras de arte performático que propusieron un diálogo entre lo social y el entorno natural del estado.
En colaboración con Proyecto Y —un colectivo de iniciativa privada que promueve y financia proyectos artísticos emergentes y con trayectoria en la entidad—, la Sedeculta organizó un taller con Helena Lugo, historiadora del arte, investigadora, curadora y directora ejecutiva del colectivo artístico Terremoto.
Durante el taller, que inició el jueves y concluirá este sábado, la artista compartirá con artistas locales, tanto en formación como con trayectoria, herramientas de su proceso creativo y fomentará la reflexión sobre los elementos que conforman el arte contemporáneo.
Por la noche, Mónica Mitre y Gabriel Quintal presentaron una muestra performática que explora las formas en que la sociedad yucateca se relaciona con su entorno mediante el uso creativo de distintos recursos, trasladándolos fuera de su contexto natural.
Ambas propuestas forman parte del programa Noche de Artes Vivas, a través del cual la Sedeculta diversifica la oferta artística y abre espacios para obras que apuesten por la experimentación y al mismo tiempo promuevan la reflexión social, contribuyendo a la formación de nuevos públicos.
Con Arquitecturas del humedal, Mónica Mitre creó una instalación performática que incorporó cuerpos cubiertos con trajes de biotextil elaborado a partir de sargazo.
Cada pieza respondía a elementos específicos, evocando el espacio sonoro de los humedales costeros de Yucatán, con canto de aves, vibraciones subacuáticas y otros elementos propios de este ecosistema, estableciendo así la relación entre el material orgánico y el entorno del performance.
Gabriel Quintal, con “La piel que habito”, recurrió a lo personal desde su origen en una familia de carniceros, usando un manto de piel de cerdo como reflexión sobre el consumo de productos porcinos en la gastronomía y cultura de Yucatán.
Ambas propuestas coincidieron en utilizar materiales estrechamente ligados a la identidad y al entorno yucateco, resignificándolos a través de la experimentación que permite el arte contemporáneo.
De esta manera, el Centro Cultural del Mayab de la Sedeculta continúa posicionándose como sede para distintas propuestas artísticas, desde la enseñanza reflexiva de los procesos creativos hasta la exposición de las obras, abierto a nuevos públicos.