Según los últimos censos de población, el estado de Yucatán supera los dos millones de habitantes, de los cuales, el 43 por ciento se concentra en la ciudad de Mérida, destacó el investigador del área de Ciencias Sociales del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la Universidad Autónoma de Yucatán (CIR-UADY), Emmanuel Heredia González.
Durante la mesa panel “Mérida Yucatán: cuatro siglos de transformaciones”, el experto detalló que con más de 400 años, la ciudad ha crecido de una manera desmesurada pues a comienzos del siglo XIX esta situación no era igual, porque históricamente, desde la época colonial, las tres poblaciones más importantes de la península, hasta el día de hoy, eran Mérida, Campeche y Valladolid.
Destacó que a principios del siglo XIX la superficie que ocupaba la ciudad de Mérida dentro del territorio de Yucatán era de tan solo siete kilómetros cuadrados y durante los siglos XIX y XX esta ha crecido casi 100 veces, ocupando actualmente una superficie de 800 Km2.
“Desde una parte histórica, este ha sido un cambio muy notable, por ejemplo, a través de las descripciones que hacían los viajeros y la cartografía de la época”, apuntó.
Por su parte, el también investigador del CIR Sociales, Jorge Pacheco Castro expuso por qué se ha dado este crecimiento urbano, los impactos que ha tenido esta expansión y los cambios estructurales que ha ocasionado en la economía, las relaciones sociales, en la cultura y en el uso del suelo de los habitantes de Mérida.
Enfatizó que hoy en día, se ha propagado de manera más acelerada el desarrollo de la infraestructura urbana y la expansión difusa de la ciudad, tanto de asentamientos residenciales para familias de alto poder adquisitivo, como por medio de la apertura de amplias y extensas vías de comunicación, modernos centros comerciales, hoteles y empresas de diversos giros, incluyendo universidades y colegios privados.
Detalló cómo las tierras se fueron ocupando y creciendo los complejos cada vez más, por ejemplo, para la década de los setenta se inició el primer complejo residencial y deportivo para familias de clase alta, el Club de Golf La Ceiba, siendo esta la primera urbanización cerrada de todo el sureste mexicano.
“Este fue uno de los primeros desarrollos inmobiliarios en construirse a las afueras de la ciudad de Mérida, cuando todavía la actividad henequenera, aunque ya en decadencia, era la base de la economía de las familias del entorno rural de Mérida”.
Asimismo, Pacheco Castro mencionó que se puede afirmar que el crecimiento de la ciudad hacia la zona norte se dio de modo explosivo para finales de la década de 1990 y principios de la del siglo actual, ya que durante esos años surgieron numerosos complejos habitacionales como Las Américas, Las Haciendas en Temozón Norte, Cocoyoles, Vía Montejo, Real Montejo y otras privadas residenciales como La Isla, Altosano, entre otros.