En el lecho de muerte, hay personas que siguen negando la existencia del SARS-CoV-2, virus que provoca la enfermedad COVID-19. Ejemplos cunden en el mundo.
Son distintos los niveles de negacionismo. Están los que creen que el virus se creó de manera deliberada. También hay personas que aseguran que no ha matado a tantos. Por último los que piensan que todo es parte de una conspiración global y que nada puede pasarles.
Lo cierto es que los casos globales de COVID-19 ascendieron a más de 58 millones, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Proyecto de Globalismo de YouGov-Cambridge, en colaboración con The Guardian, realizó una encuesta a aproximadamente 26 mil personas en 25 países diseñada. Ahí se halló un escepticismo generalizado y preocupante sobre los temas relacionados a la COVID-19. En Nigeria, por ejemplo, 60 por ciento de los encuestados creía que el virus fue liberado a propósito.
Otro ejemplo, es un estudio de la Royal Society Open Science de Gran Bretaña, que indicó hace un mes que el 33 por ciento de los mexicanos considera “muy factible” que el coronavirus se haya creado en un laboratorio de Wuhan, China, y “no cree” que haya surgido de manera natural.
El confinamiento, el cubrebocas y el distanciamiento social, prácticas extendidas en países de la región, se han aplicado de forma muy dispar en México, donde parte de la ciudadanía sigue escéptica al coronavirus, aunque ya superó las 100 mil muertes y el millón de casos.
La desconfianza del pueblo estadounidense en el Gobierno y su profunda convicción de que los desastres son cosas que les suceden solamente a otros han resultado en la situación actual del país en medio de la pandemia, según un artículo de opinión publicado recientemente por la revista estadounidense Foreign Policy.
El artículo, titulado “Por qué Estados Unidos no puede derrotar al coronavirus”, señaló que “para muchos estadounidenses, los desastres son cosas que les suceden a otras personas, nunca a ellos mismos”.
Subrayó que desde el estallido de la epidemia, muchos estadounidenses tienen la creencia de que “esto realmente no puede estar pasando”, una negación de la realidad.
Apoyándose en el testimonio que la enfermera Jodi Doering le dio a CNN desde Dakota del Sur, el artículo remarcó que “la gente todavía está buscando algo más, y quieren una respuesta mágica, y no quieren creer que la COVID es real… Sus últimas palabras antes de morir son, ‘esto no puede estar sucediendo. No es real’”.
Algo parecido a lo dicho por Jodi Doering a la CNN le pasa a Laura McConnell, quien desde marzo ha estado viviendo en el sótano terminado de su casa en Kansas City, lejos de su esposo y su hijastro en el piso de arriba. ¿El motivo? Su pareja cree que la COVID-19 no existe.
Ella es enfermera. Su madre está intubada, en CdMx. La COVID no es invento y no somos actrices, dice “Estoy casada con alguien que no cree que debamos llevar máscaras o distanciarnos socialmente, ni tomar precauciones. Muy frustrante ”, dijo McConnell a The Kasas City Star. “Entiendo. Yo también estoy harta de eso. Estoy harta de llevar una máscara. Quiero volver a la normalidad”, agregó. (Sinembargo.mx)