- El péptido sería una alternativa contra el tumor maligno triple negativo. Los estudios preclínicos lo demuestran efectivo, inocuo y sin efectos secundarios
- Se realizarán pruebas en pacientes en convenio con el INCAN
De los distintos subtipos de cáncer de mama, el triple negativo es el más agresivo y existen limitadas opciones para su tratamiento. Frente a tal escenario, Edda Sciutto y Gladis Fragoso, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, identificaron y caracterizaron la denominada molécula GK-1 como una opción terapéutica para dicha enfermedad.
“En estudios preclínicos encontramos alta eficiencia y, en un rango alto de concentraciones, no detectamos efectos colaterales negativos (ni a nivel microscópico o macroscópico). Esto es alentador; estamos preparadas para comenzar la parte clínica”, señala Sciutto.
La siguiente etapa se realizará con el Instituto Nacional de Cancerología (INCAN), donde ya se prepara el protocolo con el que, por primera vez, el convenio entre ambas instituciones alcanzará la participación para probar el fármaco en personas con el padecimiento referido.
“Si se demuestra su eficacia, nos ayudará a cambiar la vida de pacientes con mal pronóstico”, asevera Claudia Arce Salinas, jefa del Departamento de Oncología Médica en el INCAN y profesora de pregrado en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Hallazgo inesperado
Hace 20 años, las inmunólogas Sciutto y Fragoso identificaron la molécula GK-1 (actualmente producida de forma sintética) al elaborar una vacuna contra la cisticercosis. Una década después, descubrieron que dicho péptido podía ser útil para el tratamiento del cáncer de mama.
“Sin esperarlo, durante nuestras investigaciones vimos que presentaba capacidades adicionales a las protectoras contra la cisticercosis y le detectamos propiedades antitumorales (reduce el tamaño y volumen tumoral) y antimetastásicas (disminuye el número de macro y micrometástasis)”, explica Gladis Fragoso.

“Cuando una célula muta, nuestro sistema inmunológico la identifica y propicia su muerte para evitar su crecimiento. Sin embargo, las células neoplásicas son capaces de evadir esa respuesta y formar tumores que crecen a tal grado que ya no pueden ser atacados por el sistema, el cual queda rebasado”, expone Claudia Arce.
La función del péptido es revertir esa inhibición de la respuesta inmune a fin de reaccionar contra dicha masa anormal. Hasta la fecha, los estudios preclínicos muestran una alta efectividad y seguridad de la molécula GK-1, pues además de ser inocua (no es tóxica ni mutagénica), en altas concentraciones no reporta efectos secundarios.
Subtipo triple negativo, el más agresivo
El cáncer de mama tiene la capacidad de invadir tejidos de ese órgano, los aledaños (como los ganglios) y otros como el hígado, pulmón o hueso. A nivel mundial es el tumor maligno con mayor incidencia y mortalidad en mujeres. En México ocupa el primer lugar con 31 mil 43 nuevos casos y ocho mil 195 muertes en 2022, según el Global Cancer Observatory.
Arce apunta que son tres los subtipos identificados mediante técnicas de inmunohistoquímica. El común representa siete de cada diez diagnósticos de primera vez. En general, su crecimiento es lento y se detecta por la presencia de receptores de estrógenos y progesterona. Ello permite tratarlo con una terapia endocrina (medicamentos que bloquean la acción de las hormonas).
El segundo es denominado HER2 positivo porque expresa la proteína HER2. Este se encuentra en dos de cada diez casos diagnosticados. Sus características provocan un crecimiento celular rápido y la posibilidad de que invada otros órganos incrementa. Actualmente, se trata con agentes biológicos que permiten una alta curación.
“Finalmente, está el subtipo triple negativo, nombrado así por la falta de expresión de los tres marcadores mencionados. Este representa cerca del 15 por ciento de los casos y su comportamiento biológico es agresivo. Regularmente, afecta a jóvenes y tiene mayor predominio de metástasis al cerebro o hígado. Si se detecta en etapa metastásica, el pronóstico suele ser malo y la esperanza de vida es de 15 meses, cuando mucho”, indica la oncóloga.

Las opciones para tratar este tipo de cáncer dependen del tamaño del tumor y de la presencia de la enfermedad en los ganglios loco-regionales. En general, si son menores a un centímetro, inicialmente se atienden con cirugía, seguida de quimioterapia, y puede o no darse radioterapia.
Más grandes, primero deben recibir quimioterapia con el objetivo de disminuir el tamaño del tumor y lograr una respuesta completa (ausencia de células neoplásicas) para que la probabilidad de reaparición de la enfermedad a largo plazo disminuya.
Si quedan células cancerígenas, el pronóstico se agrava. “En tal escenario, o si debutan con metástasis, el manejo requiere la búsqueda de un biomarcador para ver si se benefician de terapia inmunológica (el tratamiento estándar en México). De lo contrario, la única alternativa disponible es la quimioterapia a fin de prolongar el tiempo y calidad de vida hasta por dos años”.
Múltiples beneficios
La molécula GK-1 podría convertirse en una opción terapéutica para este cáncer en etapa metastásica. Pese a ello, la especialista del INCAN remarca que todavía “no hablamos de curación, pero sí esperamos prolongar la vida sin dolor y sin limitaciones por los síntomas de la enfermedad o los efectos secundarios derivados de los tratamientos, ya que las quimioterapias llegan a causar náusea, vómito, fatiga o caída de cabello”.
En el caso de la inmunoterapia, advierte que una de cada diez pacientes podría desarrollar enfermedades autoinmunes, de la tiroides, hígado o colon debido a la activación del sistema inmunológico, pero aclara que, en la mayoría, al detectarse síntomas de forma oportuna, se controlan.
Los estudios preclínicos de GK-1 no revelaron reacciones secundarias. De hecho, en colaboración con la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (bajo la dirección de Jacquelynne Cervantes-Torres, Angelina Gutiérrez y Marina Guadarrama-Olhovich) el medicamento se aplicó en caninos con melanoma oral (cáncer para el que también se prueba su efectividad) y los resultados han sido alentadores.
“La expectativa de vida para estos animales no rebasa los tres meses una vez identificado el tumor en estado avanzado. La facultad ha tratado a más de diez perritos: dos tuvieron remisión total y varios han superado su expectativa de vida hasta los ocho meses, sin efectos adversos. Por ello pensamos que tenemos un buen producto y estamos esperanzadas en lograr resultados efectivos en personas”, comenta Gladis Fragoso.

Colaboración interdisciplinaria
El trabajo de las universitarias ha requerido la participación de diversas disciplinas. La síntesis, caracterización y purificación de la molécula está a cargo de Arturo Jiménez Sánchez, investigador en el Instituto de Química de la UNAM, y de los estudiantes Cristian Gael Flamenco Rosas e Ixsoyen Felipe Vázquez Sandoval. Su labor ha sido producir el péptido en el país.
“Lo construimos paso por paso. Usamos la técnica de síntesis en fase sólida, es decir, anclamos cada pieza que lo compone en una resina sólida y así tenemos mayor control y eficiencia química para su buen rendimiento”, menciona Arturo Jiménez.
Al purificarla, la aíslan de cualquier residuo y la caracterizan con ayuda de espectroscopia. Esto les permite ver la presencia de cada uno de los átomos que lo conforman para identificar patrones de comportamiento y comprenderlo mejor.


