México Reportajes

Descubren que hongo que afecta al arroz se vale de virus y bacterias para sobrevivir

Cada año se producen más de 740 mil toneladas de arroz en todo el mundo y, aunque México no es de los principales productores, el país genera para el consumo interno 250 mil toneladas en ese mismo periodo, lo que dimensiona la importancia que tiene este cereal. Uno de los principales problemas a los que se enfrentan cada temporada los productores de arroz es el control de un patógeno conocido como Rhizopus microsporus, el cual genera manchas en el arroz, altera su sabor y llega a generar la muerte de la planta. Aunque también se sabe que este hongo afecta distintas plantaciones, como fresa, jitomate y papaya, entre otras. Debido a este tipo de afectaciones, el estudio del hongo Rhizopus microsporus ha cobrado mayor relevancia en los últimos años, como es el caso del grupo encabezado por Laila Pamela Partida Martínez, investigadora del Cinvestav Unidad Irapuato, que ha analizado los procesos del patógeno para poder sobrevivir e infectar a las plantas. De hecho, una investigación realizada por este grupo del Cinvestav, publicada en The ISME Journal, da cuenta por primera vez de la relación simbiótica que tiene el patógeno no solo con bacterias, sino también con un tipo de virus (narnavirus), que le ha permitido evolucionar en el ambiente. “Desde hace un par de décadas se sabía que algunas cepas de Rhizopus producían una toxina, llamada rhizoxin, capaz de debilitar y pudrir las raíces del arroz, por lo que identifiqué los genes involucrados en la maquinaria que producía estas toxinas, los cuales no eran del hongo, sino de origen bacteriano. Así detecté la existencia de bacterias que viven dentro del hongo y que le ayudan a producir estas toxinas”, detalló Partida Martínez. Al continuar con el análisis del patógeno, los investigadores identificaron que al eliminar la bacteria (Mycetohabitans) presente en el hongo, éste era incapaz de reproducirse de forma asexual. Sin embargo, gracias a un estudio genético pudieron comprobar que la simbiosis no era sólo con una bacteria, sino también con dos virus del género Narnavirus, al encontrar RNAs mensajeros de origen viral en los datos de transcripción de R. microsporus. Se trata de un hallazgo poco común, pues no se tenía reporte sobre una simbiosis entre este tipo de hongo con bacterias y virus. Por ahora se desconoce cuál de los simbiontes es más importante para Rhizopus, ya que tanto bacterias como virus influyen en su desarrollo y reproducción asexual y sexual. “En el estudio de transcriptoma del hongo (analizando los ARN mensajeros) no estábamos buscando vestigios de un virus, pero pudimos observar los ARN´s mensajeros (que activan una función de proteína) y fue allí que encontramos dos proteínas virales, además de transcritos que mapeaban a los genes bacterianos y fúngicos. Eso fue un descubrimiento importante porque todo lo que habíamos hecho antes era a nivel de ADN que no arrojaba información sobre la presencia viral, ya que los micovirus son en su mayoría de ARN”, expuso la investigadora del Cinvestav Unidad Irapuato. De acuerdo con la también titular del Laboratorio de Interacciones Microbianas, los resultados obtenidos por su grupo de trabajo dan pie a entender el importante juego que tiene la simbiosis para explicar la evolución de la especie Rhizopus microsporus, sobre todo en el tema de su reproducción, lo que además de ser de interés para la ciencia básica, podría ser de utilidad para controlar el patógeno en aquellos cultivos donde hace estragos. Para esta investigación, el grupo de Partida Martínez se vinculó con otros equipos científicos, como el de Cei Abreu Goodger, de la Unidad de Genómica Avanzada del Cinvestav, así como los de Teresa Pawlowska y de Stephen Mondo, de la Universidad de Cornell y del Departamento de Energía del Joint Genome Institute, respectivamente.

México Reportajes

Investigan efectos de bacterias contra plaga que afecta cultivos de tomaté, café y papa

Expertos del Cinvestav Unidad Irapuato descubren una cepa del Bacillus thuringiensis que tiene actividad contra el nemátodo agallador, el cual afecta plantas como tomate, café y papa La bacteria Bacilllus thuringiensis (Bt) se utiliza desde hace décadas en la agroindustria como agente de control biológico, en sustitución de los insecticidas que dañan el ambiente, contra diferentes tipos de insectos que afectan los cultivos, como la palomilla del maíz o la catarinita de la papa. También existen algunas especies de nemátodos (gusanos que habitan abundantemente los suelos) que se alimentan de raíces de plantas y que por ello se consideran nocivos para los cultivos. Sin embargo, el conocimiento que se tiene de las interacciones biológicas entre estos organismos es incipiente. En la búsqueda por ampliar este conocimiento, un estudio científico dirigido por el investigador Jorge Eugenio Ibarra, del Cinvestav Unidad Irapuato, aporta nuevas evidencias que ayudarán a entender y combatir más eficazmente a ese tipo de amenazas. De la colección de más de mil 300 cepas de Bacillus thuringiensis que resguardan en el laboratorio, los integrantes del equipo analizaron genómicamente y caracterizaron 310 de ellas para estudiar si alguna tenía efectos nematicidas, es decir, contra los gusanos-plaga. Tras concluir los análisis, encontraron dos cepas de Bt de interés. Una denominada LBIT-596, que tiene efectos contra una especie de nemátodo llamada Caenorhabditis elegans, y otra conocida como LBTI-107, la cual genera toxinas antagónicas a Meloidogyne incognita, conocido popularmente como nemátodo “agallador”. Entre las más de 300 especies de plantas afectadas por este nemátodo “agallador” se encuentran muchas de alto valor comercial que se producen en México, como el tomate, la papa y el café. Para combatir a ese nemátodo se utilizan sustancias que no son muy eficientes y resultan tóxicas para el ser humano y los animales domésticos. Pero al realizar distintas pruebas con la cepa LBTI-107 para observar sus efectos en el crecimiento de plantas de tomate, los científicos encontraron que redujo 90 por ciento la proliferación de dicho nemátodo agallador, lo que abre la posibilidad de diseñar nuevos tipos de plaguicidas ecológicos contra esa especie. “Tenemos cepas de Bt que son tóxicas contra los mosquitos, los lepidópteros, como la palomilla, y contra algunos coleópteros, como la catarinita de la papa, pero nos faltaba investigar los efectos de esta bacteria en el grupo de los nemátodos”, refirió Jorge Eugenio Ibarra. El investigador del Cinvestav explica que mientras el C. elegans sólo se alimenta de bacterias, por lo cual no se considera dañino, la otra especie de nemátodo (M. incognita) constituye la más importante amenaza mundial contra más de 300 plantas, muchas de ellas de importancia agrícola, pues se le denomina “agallador” precisamente porque forma unas bolitas o agallas que atacan las raíces de las plantas y les impiden absorber suficientes nutrientes para desarrollarse. El equipo de expertos se interesó particularmente en el estudio de la cepa LBIT-107 del Bt, que por contener ciertos genes denominados cry mostró actividad contra dicha plaga. Adicionalmente, encontraron que la bacteria puede hacer translocación de sus esporas, es decir, introducirlas a los tejidos y la raíz de la planta. Esta característica podría aprovecharse, ya que otras cepas del Bt -usadas contra insectos- que regularmente se aplican con aspersores, se quedan en la parte externa de la planta. En cambio, con base en la traslocación de esporas podrían desarrollarse plantas, que no son genéticamente modificadas, que incorporen la toxina nociva para el nemátodo agallador. Además, si los genes nematicidas de la cepa LBIT-107 se incorporaran al genoma de los cultivos, no habría necesidad de asperjarlos, pues las mismas plantas desarrollarían resistencia natural contra el nemátodo, asegura Jorge Eugenio Ibarra, quien junto con sus colaboradores continúa profundizando esta línea de investigación.

México Reportajes

Diseñan modificación genética del mosquito Aedes aegypti para control de enfermedades

Enfermedades como el dengue, zika y chikungunya, representan el 17 por ciento de todos los padecimientos infecciosos que cada año provocan más de 700 mil muertes, principalmente en poblaciones de países en vías de desarrollo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Por ello, recientemente se han diseñado nuevas estrategias para controlar las poblaciones de mosquitos, basadas en técnicas de manipulación genética, sin embargo, la transformación de estos insectos es todo un reto en los países en desarrollo, debido a su economía, la necesidad de equipos sofisticados y de personal altamente capacitado. En este sentido, Amalia Nadin Lule Chávez, graduada del Cinvestav Unidad Irapuato, publicó un artículo en la revista Insect Molecular Biology, donde describe una técnica eficaz para la transformación genética transgeneracional del mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue. El proceso de infección se inicia cuando un mosquito hembra se alimenta de sangre de un individuo infectado y, tras la incubación del patógeno dentro del insecto, al picar a una persona sana transfiere el agente infeccioso. En este sentido, las estrategias para reducir dichas enfermedades se han basado en desarrollar vacunas para el zika y chikungunya, como la que ya existe contra el dengue, y el control de las poblaciones de mosquitos. A pesar de los importantes avances logrados hasta el momento, las técnicas de transformación genética de mosquitos están basadas principalmente en la microinyección de células indiferenciadas, que buscan generar animales modificados que sirvan de modelos, donde la eficacia de la modificación es inferior a cinco por ciento y suele ser transitoria. La investigación realizada en el Cinvestav se centró en la técnica de entrega de material biológico o pistola de genes. “El sistema se basa en el suministro de partículas microscópicas de metal recubiertas de ácido desoxirribonucleico (ADN) en el núcleo de la célula, a gran velocidad. Este sistema ha mejorado significativamente la forma de integrar fragmentos de ADN deseados en otros genomas, y su uso se ha ampliado a casi cualquier tipo de organismos, incluidos los insectos”, indicó Amalia Lule. El bombardeo de partículas permite el tratamiento simultáneo de un número mucho mayor de larvas neonatas de mosquito; es un sistema de entrega de genes versátil, independiente del tipo de objetivo y requiere pequeñas cantidades de ácido nucleico. Básicamente, se utilizan dos tipos de sistemas de bombardeo de partículas en la transformación genética, el llamado sistema Bio Rad PDS (sistema seco) y la pistola de partículas PIG (sistema húmedo). El proceso de transformación propuesto por el Cinvestav se distingue de otros por utilizar el sistema húmedo en combinación con la balística (un método de transferencia directa de genes en una célula), donde las partículas recubiertas se disparan en forma de suspensión líquida, utilizando una presión de disparo. Las pruebas se realizaron en el laboratorio y con un gen inocuo (llamado reportero) para identificarlo fácilmente. El experimento consistió en emplear huevecillos que fueron ovipositados (depositados por el órgano del mosquito hembra) por mosquitos controlados, un día antes de ser transformados y al emerger las larvas neonatas de Ae. aegypti fueron colocadas en una cama de papel filtro para retirar el exceso del agua. Posteriormente, en una casilla de bombardeo se les dispararon micropartículas recubiertas de ADN mediante la integración del gen reportero (proteína ECFP verde fluorescente), con la técnica de edición genética llamada CRISPR-Cas9, que consiste en unas “tijeras moleculares” con una precisión sin precedentes que se dirigen a zonas específicas para luego inactivar el gen o introducir moldes de ADN, lo que permite editar sus letras a voluntad. Las larvas sobrevivientes fueron colocadas nuevamente en agua y alimentadas para que continuaran con su desarrollo. Cinco días después del bombardeo, el gen reportero, cuya función era revelar la eficiencia de la técnica, ya podía ser detectado, lo cual comprobó la efectividad de la técnica propuesta por el Cinvestav. “El uso de la tecnología CRISPR-Cas9, junto con el bombardeo de partículas de las larvas de Ae. aegypti dio buenos resultados y su importancia reside en que la descendencia (hasta la generación 15) de los individuos modificados siguen mostrando el gen reportero, que al sustituirse por genes exógenos (provenientes de otro organismo) ayudaría a que los mosquitos ya no porten la infección”, puntualizó Lule Chávez. Se deben realizar modificaciones y ajustes si se quiere utilizar esta técnica en otras especies y etapas de desarrollo, con el fin de optimizar la supervivencia de los embriones o las larvas, pero ambos aspectos (supervivencia y transformación genética) están garantizados por el uso de la biolística, según los resultados. De acuerdo con la graduada del Cinvestav, el desarrollo de esta técnica de transformación genética en mosquitos puede ser la base de un método de control biológico de insectos que implica la cría en masa y la esterilización para controlar las poblaciones de mosquitos a partir de la liberación masiva de individuos transformados.

Yucatán

Proyecto de la UADY y la Universidad de Rutgers gana concurso internacional

La Unidad Multidisciplinaria de Tizimín de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), en conjunto con la Universidad Rutgers de Nueva Jersey, Estados Unidos, fueron ganadoras del Fondo de Innovación “100,000 Strong in the Americas”, a través de un proyecto para crear soluciones que mejoren la calidad de vida de sus comunidades. El responsable del Programa Institucional de Inglés en Tizimín, Sam Critchley, comentó que durante una ceremonia virtual, el Departamento de Estado norteamericano, la Embajada de los Estados Unidos en México y Partners of the Americas, anunciaron a los equipos triunfadores, los cuales fueron acreedores de 25 mil dólares cada uno. Explicó que ganaron el concurso con el proyecto denominado “The science of corn”, que consiste en que 16 estudiantes, tanto de la UADY como de la Universidad de Rutgers, conocerán durante una semana la comunidad de Sisbichén, se hospedarán con familias de la comunidad y conocerán su cultura, costumbres y tradiciones. Previamente, cada institución elegirá a ocho estudiantes, los cuales deberán contar con diferentes habilidades, entre ellas: Creatividad, facilidad para relacionarse, habilidades interpersonales y, sobre todo, contar con un manejo del idioma inglés al 100 por ciento. El profesor resaltó que los ocho estudiantes de Rutgers colaborarán inicialmente a través de una plataforma virtual y, posteriormente, viajarán a la institución contraparte para visitar dicha comunidad rural. “Este proyecto se tiene pensado realizarse para marzo 2022, ya que primero se tienen que elegir a los estudiantes que participarán y posteriormente se conocerán para que puedan trabajar como equipo”, apuntó. Por otra parte, Critchley agregó que una vez que se realice la visita a la comunidad, los estudiantes también participarán en talleres sobre las tradiciones del pueblo, aprenderán a cultivar la milpa, su importancia cultural ancestral y el proceso para la elaboración de tortillas, entre otras. “Además de estas actividades, elaborarán cuentos infantiles en los idiomas de inglés, español y maya, y al final de su estancia en Sisbichén dichos cuentos se leerán en una escuela primaria de la comunidad”, agregó. El Fondo de Innovación “100,000 Strong in the Americas” es un mecanismo que inspira a las universidades e instituciones de educación superior de los Estados Unidos a trabajar con instituciones de educación superior en América Latina y El Caribe, para ampliar la capacidad institucional, crear nuevos programas de intercambio académico y capacitación, así como fortalecer la cooperación educativa regional.

México

Científica del IPN desarrolla biofármaco con 90% de eficacia para tratar COVID-19

El Instituto Politécnico Nacional (IPN) se encuentra desarrollando un biofármaco que probó tener una eficacia superior al 90 por ciento contra la replicación del SARS-CoV-2, lo que representa una alternativa viable ante el coronavirus. A través de un comunicado, la institución dio a conocer que la científica Paola Castillo Juárez, de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB), creó un biofármaco mediante el diseño de cuatro péptidos (pequeños fragmentos de proteínas), los cuales sintetizados demostraron ser eficaces ante la COVID-19. La experta en virología e inmunología expuso que los péptidos -diseñados mediante herramientas bioinformáticas- se evalúan en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) directamente con el coronavirus aislado de pacientes. “Los resultados son sorprendentes debido a que las moléculas desarrolladas se enfocan en secuencias conservadas de las partes de la proteína del SARS-CoV-2, las cuales no cambian aún cuando el virus mute y dé origen a nuevas variantes”, comentó Castillo Juárez. Además, la experta mencionó que el péptido dirigido a la proteína S del SARS-CoV-2 logra evitar los cambios conformacionales que se necesitan para que el virus entre a las células, a la par que la molécula enfocada al receptor celular de la enzima convertidora de la angiotensina 2 (ACE2) consigue bloquear la unión de la proteína viral con este receptor. Los dos péptidos restantes se unen para impedir que las proteínas M y E (de envoltura) del coronavirus puedan unirse con otros blancos, y así se puede evitar la producción de las interleucinas proinflamatorias 6 y 1 beta, que son las encargadas de exacerbar la inflamación a causa de la respuesta inmunológica desregulada. “Comprobamos que un beneficio más de los péptidos es que no son citotóxicos para la célula e inhiben la replicación viral; de acuerdo con resultados al contar las unidades formadoras de placa lítica (virulenta) observamos que disminuyen el título viral, además de impedir el desarrollo de inflamación, la cual está relacionada con el daño multisistémico”, mencionó la investigadora. En breve se iniciarán los trámites de la patente y paralelo a este proceso se encuentra en desarrollo la elaboración del artículo científico, así como transferir la tecnología a alguna industria para coadyuvar en disminuir el impacto de la pandemia del coronavirus. Delfina Gómez Álvarez, titular de la Secretaría de Educación Pública, afirmó que este trabajo es pieza clave para el logro de resultados. Y el director general del IPN, Arturo Reyes Sandoval, aseveró que los pilares para la generación de estos conocimientos son las universidades por la capacidad que tienen para hacer ciencia y realizar grandes contribuciones a la sociedad. Antes de que se apruebe el uso de algún fármaco, la Secretaría de Salud de México reportó este martes 877 nuevas muertes hasta alcanzar las 249 mil 529, la cifra diaria más alta durante la tercera ola de la pandemia, además de 14 mil 814 nuevos casos de COVID-19 para un total de 3 millones 123 mil 252 contagios. México se encuentra en plena tercera ola de la COVID-19 con jornadas consecutivas con más de 20 mil contagios diarios, que ya han superado a la segunda ola de enero pasado, aunque durante los fines de semana usualmente reporta cifras menores. En la siguiente etapa del proyecto, que se prevé termine a finales de 2021, se probarán los péptidos in vivo (modelo animal); mientras que, en 2022 pretenden comenzar la etapa clínica y solicitar el apoyo del INER para evaluar el biofármaco en el centro hospitalario. Posteriormente se llevarán a cabo las evaluaciones respecto a la variante Delta, de mayor transmisión y presencia en México, pues “por estar dirigidos los péptidos a secuencias de las proteínas del virus que no cambian (conservadas) estamos completamente seguros que también van a ser muy efectivos contra esta variante”. Las autoridades también indicaron que hasta ahora el programa de vacunación, que contempla a todos los mayores de 18 años, ha administrado 78.09 millones de dosis de la vacuna contra la COVID-19, al sumar 525 mil 523 en la última jornada. El reporte también precisó que 29.62 millones de personas han completado la pauta de vacunación, de 126 millones de habitantes que tiene el país. -Con información de EFE.

México Reportajes

Desarrollan estudio para detener la colitis mediante medicamentos

De acuerdo con un reporte de la Secretaría de Salud, en México entre 16 y 30 por ciento de la población padece síndrome de colon o intestino irritable, conocido como colitis, enfermedad detonada por bacterias que habitan en el órgano, por el uso de medicamentos agresivos o mala alimentación. Con el propósito de entender el funcionamiento de los intestinos, así como de los mecanismos de infección que provoca la Escherichia coli (E. coli) enteroagregativa, la cual secreta una Proteína Involucrada en la Colonización (PIC) un grupo científico liderado por Fernando Navarro García, investigador del Departamento de Biología Celular del Cinvestav, emprendió un estudio que podría ayudar a detener o bloquear, mediante el diseño de fármacos, las alteraciones ocasionadas en estos órganos por el patógeno. Los resultados de la investigación que fueron publicados recientemente en la revista Frontiers in Immunology, exponen que la proteína PIC tiene una doble función en el intestino: es un secretagogo; es decir, promueve la secreción de moco y, a la vez, tiene un papel de mucinasa que degrada, rompe o corta la formación del mismo. La proteína PIC presenta una actividad dual, que parecería contradictoria; al llegar a los intestinos induce la producción de más moco, con el objetivo de barrer otras bacterias, pero esta acción no la incluye a ella misma porque tiene la capacidad de degradar ese moco, dejando así el nicho para ella sola, mecanismo mediante el cual asegura su colonización en el órgano, explicó Navarro García. El moco es una parte importante del intestino, es una capa muy gruesa que sirve como una línea de defensa de la respuesta inmune innata, al proteger la llegada en automático a células epiteliales de patógenos, los cuales producen alguna infección, y sirve como una biopelícula o barrera que también funciona como lubricante ante el paso del alimento. La producción de moco se libera en mayor cantidad en el intestino cuando hay una infección o exceso de bacterias; los patógenos o sustancias dañinas se expulsan hacia el tubo gastrointestinal cuando son arrastrados por las oleadas de mucosidad que, con su estructura en forma de gel, atrapa a los agentes extraños, limpiando el órgano y funcionando como una malla. Además de exponer las dos funciones de la proteína PIC, la investigación también describió cómo se realiza el efecto de mucinasa para degradar al moco: actúa en la parte glicosilada (azucares pegados) y corta hasta 70 por ciento de su lado carboxilo (deja intacto el amino) de las mucinas. Esta acción es importante porque interrumpe el polímero de mucinas (el moco) que forma el gel al pegarse entre diversos carboxilos para crear su estructura. Entonces, al cortar la proteína PIC eso sitios ya no permiten la formación del gel y, por lo tanto, la bacteria E. coli enteroagregativa puede atravesar la capa de moco y degradar la mayor parte de la mucina que justamente articula la estructura del gel de moco. En cuanto a su tarea como inductor de moco, la proteína PIC propicia un aumento en el calcio intracelular, y se comprobó la hipótesis de que la proteína PIC, al incrementar el calcio intracelular de las células formadoras del moco, induce el mecanismo de secreción rápida de la mucosidad. “Observamos un incremento de calcio en esas células por la acción de la proteína PIC y se determinó su vía de señalización para la producción de una mayor cantidad de moco; se identificó la proteína fosfolipasa C como la vía de señalización, la cual permite la salida de calcio del retículo endoplásmico, y en este proceso las vesículas secretoras que envuelven las mucinas (moco) se liberan de las células soltando su contenido”, sostuvo el investigador. Al comprobar que la proteína PIC de la E. coli enteroagregativa es capaz de aumentar la cantidad de moco en el intestino y saber el mecanismo que lo produce, se puede aplicar en enfermedades provocadas por la ausencia de moco en el intestino, como la colitis o la fibrosis quística. La investigación tiene impacto en el conocimiento de cómo funciona la enfermedad y abre camino para que en el futuro se pueda usar en novedosas aplicaciones médicas, como entrega de fármacos en los intestinos o en la producción de más moco en padecimientos donde éste desaparece y provoca el contacto de las bacterias con las células epiteliales, generando mayor inflamación, como en la colitis u otras enfermedades del intestino, aseguró Fernando Navarro García.

Reportajes

Este es el motivo por el que no podemos recordar nuestros primeros años de vida

La mayoría de nosotros no tenemos ningún recuerdo de los primeros tres o cuatro años de nuestra vida; de hecho, solemos recordar muy poco de la vida anterior a los 7 años. Y cuando intentamos rememorar estos primeros recuerdos, a menudo no está claro si son reales o si se trata de recuerdos basados en fotos o historias que nos han contado otras personas. Este fenómeno, conocido como “amnesia infantil”, lleva más de un siglo desconcertando a los psicólogos, y todavía no lo entendemos del todo. A primera vista, puede parecer que la razón por la que no recordamos haber sido bebés es porque los niños pequeños no tienen una memoria completamente desarrollada. Pero los bebés de tan solo seis meses pueden formar tanto recuerdos a corto plazo que duran minutos como recuerdos a largo plazo que duran semanas, o incluso meses. En un estudio, los niños de seis meses que aprendieron a pulsar una palanca para accionar un tren de juguete recordaron cómo realizar esta acción entre dos y tres semanas después de haber visto el juguete por última vez. Los niños de preescolar, en cambio, pueden recordar acontecimientos que se remontan a años atrás. Sin embargo, es discutible que los recuerdos a largo plazo a esta temprana edad sean realmente autobiográficos, es decir, eventos personalmente relevantes que ocurrieron en un tiempo y lugar específicos. Por supuesto, las capacidades de la memoria a estas edades no son similares a las de los adultos, siguen madurando hasta la adolescencia. De hecho, los cambios en el desarrollo de los procesos básicos de la memoria se han propuesto como explicación de la amnesia infantil, y es una de las mejores teorías que tenemos hasta ahora. Estos procesos básicos implican a varias regiones del cerebro e incluyen la formación, el mantenimiento y la posterior recuperación de la memoria. El hipocampo, que se cree que es el responsable de la formación de los recuerdos, sigue desarrollándose al menos hasta los siete años. Sabemos que el límite típico para que se produzca la amnesia infantil, tres años y medio, se desplaza con la edad. Los niños y adolescentes tienen recuerdos más tempranos que los adultos. Esto sugiere que el problema puede estar menos en la formación de los recuerdos que en su mantenimiento. Pero esto no parece ser toda la historia. Otro factor que sabemos que juega un papel importante es el lenguaje. Entre el año y los seis años, los niños pasan de hablar una sola palabra a dominar su lengua o lenguas maternas, por lo que se producen cambios importantes en su capacidad verbal que coinciden con el periodo de amnesia infantil. Esto incluye el uso del tiempo pasado, palabras relacionadas con la memoria como “recordar” y “olvidar” y pronombres personales, siendo uno de los favoritos “mío”. Hasta cierto punto, es cierto que la capacidad de un niño para verbalizar sobre un acontecimiento en el momento en que ocurrió predice lo bien que lo recuerda meses o años después. Un grupo de laboratorio lo comprobó entrevistando a niños pequeños que habían acudido a los servicios de urgencias por lesiones infantiles comunes. Los niños mayores de 26 meses, que podían verbalizar sobre el suceso en ese momento, lo recordaban hasta cinco años después, mientras que los menores de 26 meses, que no podían hablar de ello, recordaban poco o nada. Esto sugiere que los recuerdos preverbales se pierden si no se traducen al lenguaje. Efectos sociales y culturales Sin embargo, la mayor parte de las investigaciones sobre el papel del lenguaje se centran en una forma particular de expresión llamada narrativa, y en su función social. Cuando los padres rememoran acontecimientos pasados con niños muy pequeños, les enseñan implícitamente habilidades narrativas: qué tipo de acontecimientos es importante recordar y cómo estructurar la conversación sobre ellos de forma que los demás puedan entenderlos. A diferencia del simple recuento de información con fines factuales, los recuerdos giran en torno a la función social de compartir experiencias con los demás. De este modo, los relatos familiares mantienen la accesibilidad del recuerdo a lo largo del tiempo, y también aumentan la coherencia de la narración, incluyendo la cronología de los acontecimientos, su temática y su grado de emoción. Las historias más coherentes se recuerdan mejor. Los adultos maoríes tienen los recuerdos infantiles más tempranos (2,5 años) de todas las sociedades estudiadas hasta ahora, gracias al estilo altamente elaborativo de los padres maoríes para contar historias familiares. Memorias de la pandemia: por qué es el mejor momento de empezar o reiniciar un diario Los recuerdos tienen diferentes funciones sociales en las distintas culturas, lo que contribuye a las variaciones culturales en la cantidad, la calidad y el momento de los primeros recuerdos autobiográficos. Los adultos de las culturas que valoran la autonomía ( Norteamérica, Europa Occidental) tienden a informar de más recuerdos infantiles y más tempranos que los adultos de las culturas que valoran la relación (Asia, África). Esto se predice por las diferencias culturales en el estilo de recuerdo de los padres. En las culturas que promueven un concepto más autónomo de sí mismos, los recuerdos de los padres se centran más en las experiencias, preferencias y sentimientos individuales de los niños, y menos en sus relaciones con los demás, las rutinas sociales y las normas de comportamiento. Por ejemplo, un niño estadounidense puede recordar que le dieron una estrella de oro en preescolar, mientras que un niño chino puede recordar que la clase aprendió una determinada canción en preescolar. Aunque todavía hay cosas que no entendemos sobre la amnesia infantil, los investigadores hacen progresos. Por ejemplo, hay más estudios longitudinales prospectivos que siguen a los individuos desde la infancia hasta el futuro. Esto ayuda a obtener relatos precisos de los acontecimientos, lo que es mejor que pedir retrospectivamente a los adolescentes o adultos que recuerden acontecimientos pasados que no están documentados. Además, a medida que avanza la neurociencia, sin duda habrá más estudios que relacionen el desarrollo del cerebro con el de la memoria. Esto debería

Reportajes

Investigación genómica, clave para enfrentar al nuevo coronavirus

A tan solo semanas de detectarse los primeros casos de covid-19 en Wuhan, China, se dio a conocer la secuencia del genoma del nuevo coronavirus (conformado por 30 mil bases químicas), información que contribuyó a la aplicación de métodos de diagnóstico y al desarrollo de vacunas, pero también hizo notar la importancia de la ciencia para contender a pandemias como la actual. De acuerdo con Alfredo Herrera Estrella, director de la Unidad de Genómica Avanzada (UGA-Langebio) del Cinvestav, en un inicio la secuenciación del material genético del SARS-CoV-2 hizo posible saber que se trataba de un coronavirus diferente de otros capaces de infectar al humano. Después, conforme se descifró la secuencia de más genomas virales provenientes de muestras de personas diagnosticadas como positivas a covid-19, se establecieron estrategias para vigilar las variantes del virus que circulan en el mundo y tratar de disminuir los contagios, agregó Herrera Estrella. La investigación genómica ha jugado un papel relevante ante la situación de salud mundial, diversos centros de investigación reconvirtieron sus instalaciones a fin de identificar los fragmentos del genoma del virus que podían servir como marcadores y diagnosticar la infección. Esto dio lugar a la aplicación de la prueba molecular conocida como reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR, por sus siglas en inglés), para detectar la presencia de segmentos específicos del genoma del nuevo coronavirus en una muestra proveniente de un individuo infectado. También se han adaptado técnicas para secuenciar al nuevo coronavirus, es el caso de la secuenciación de una sola hebra (fragmentos grandes de ADN), con la cual se obtiene el genoma completo e incluso sirve al determinar si hay dos versiones del virus en una muestra. Algo que ha tenido gran impulso en fechas recientes es el uso de la técnica PCR en tiempo real (RT-qPCR, por sus siglas en inglés) para detectar al virus y determinar la carga viral del paciente, ya que posee alta especificidad y amplio rango de detección de secuencias genéticas específicas, además de que los resultados son arrojados conforme avanza el proceso y no hasta el final, como sucede con la RT-PCR convencional. Si bien las ciencias genómicas aportan conocimiento útil en la resolución de problemas de salud, la pandemia por el nuevo coronavirus evidenció la relevancia de esta área para enfrentar enfermedades causadas por patógenos, en especial emergentes, dijo el investigador. En este sentido, Rosa María del Ángel, adscrita al Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Cinvestav, destacó que la rapidez con la que se obtuvo la secuencia del genoma del nuevo coronavirus permitió acelerar el desarrollo de vacunas contra covid-19, en especial de las basadas en ácidos nucleicos (ADN o ARN, moléculas portadoras de las instrucciones genéticas), que por primera vez fueron autorizadas para su uso en humanos. Una de las ventajas de la tecnología de ácidos nucleicos, estudiada desde hace décadas, es que si se conoce la secuencia encargada de producir la proteína que despierta la respuesta inmune, en este caso la espiga (ubicada en la superficie del virus), es posible reproducir dicho fragmento en el laboratorio en un corto tiempo. La experiencia recopilada durante esta pandemia será importante en los próximos años ya que las vacunas contra otros padecimientos podrán ser producidas o mejoradas con esta tecnología y los tiempos de fabricación reducidos, mencionó Rosa María del Ángel. Otro aspecto a destacar es que las tres fases de los ensayos clínicos de las vacunas contra covid-19 se llevaron a cabo de manera simultánea, y respecto de las de ARN, los datos demostraron que son seguras. Lo que sería necesario evaluar en el futuro cercano es qué tanta respuesta inmunológica ante el antígeno empleado, ya sea para covid-19 u otras enfermedades, se presenta con las vacunas basadas en ácidos nucleicos. “En medio de la emergencia de salud, el conocimiento científico acerca del nuevo coronavirus ha permitido que médicos, autoridades de salud y la población en general cuenten con información de las características del virus, cómo está cambiando, cuáles son los mejores tratamientos o los métodos de diagnóstico”, mencionó Rosa María del Ángel. Así, la pandemia por el nuevo coronavirus dejó en claro que de enfrentar una situación similar en próximos años los países que inviertan en ciencia y tecnología estarán mejor preparados, finalizó la especialista del Cinvestav.