Yucatán

Persiste costumbre de juzgar y marginar a las personas con orientaciones sexuales diferentes

A pesar de que en México existen avances legales que protegen a las personas con identidades sexuales y de género diversas, lo cierto es que en la realidad social éstas suelen ser marginadas, excluidas y violentadas por el sistema, sostuvo la profesora de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Marcela Durán Rosado.

“Recordemos que la discriminación son esas prácticas cotidianas a través de las cuales damos una diferencia de trato, un trato desfavorable o de desprecio a una persona o grupo, esto suele dirigirse hacia quienes viven y ejercen su sexualidad al margen de lo que se ha considerado históricamente hegemónico”, apuntó la especialista durante la conferencia “Sexualidad, Derechos Humanos e inclusión”.

En el marco del Primer Seminario de Cultura de Paz “Una construcción desde la educación”, Durán Rosado dijo que muchas veces resulta muy complejo identificar en nuestra persona y en otras la discriminación hacia un grupo, ya que se hace de una manera leve e inconsciente.

En el ámbito de la sexualidad, agregó, estas maneras de discriminar resultan imperceptibles para las personas o instituciones cuando se tiene la concepción de que somos mujeres y hombres conforme al órgano sexual de nacimiento o de acuerdo con las ideas valorativas de que constituye ser un “auténtico hombre” o una “auténtica mujer”.

“Tenemos la falsa idea de que un grupo, normalmente minoritario, representa una amenaza para la sociedad, o que algo malo va a suceder si se les permite ser como ellos quieren”, destacó.

Mencionó que las personas tienden a asumir que tienen ese permiso moral para opinar o involucrarse en la sexualidad ajena y actúan como jueces al etiquetar a personas con diferentes orientaciones.

Asimismo, este tipo de comportamiento se identifica en los espacios educativos, donde en los diversos niveles existe un temor profundo a abordar temas relativos a la sexualidad.

Duran Rosado subrayó que también existen en la sociedad prejuicios y estereotipos aceptados como verdades, sin discusión alguna; además de que prevalece la injusticia testimonial, que se traduce en descalificar, ignorar o no tomar con seriedad las voces o testimonios de quienes han sufrido este tipo de discriminación.

También, destacó que las niñas, los niños, adolescentes y jóvenes deben conocer en torno a la sexualidad temas como: Anatomía de los órganos reproductivos, reproducción, métodos anticonceptivos, enfermedades de transmisión sexual, expresiones amorosas y diversidad sexo-genérica.

Entre los retos para fortalecer la cultura de la igualdad, se encuentran la disposición a desaprender para volver a aprender; romper con la inercia de verdades absolutas; pasar del papel a la práctica; emprender acciones individuales y colectivas; y el trabajo articulado desde los diferentes sectores de la sociedad, concluyó.

 

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