María Sabina, curandera y chamana mazateca de Oaxaca, divulgó el uso chamánico de los hongos alucinógenos y los puso de “moda” en los jóvenes de los años sesenta del siglo XX.

Leyendas urbanas y chismes pregonan que los Beatles, los Rolling Stones, Aldous Huxley, Walt Disney, José Camilo Cela, Alejandro Jodorowsky y otros personajes la visitaron y compartieron sus ritos con ella. Sin embargo, sólo de algunos se tiene evidencia de su visita a María Sabina.

¿Qué hongo con los alucinógenos?

Enrique Aguilar Ramírez, doctorante de Ciencias Químicas de la UNAM, nos inicia en un viaje por el alucinante mundo de los hongos mágicos.

En la Tierra habitan unas 250 especies de hongos del género Psilocybe, de las cuales 53 crecen en México. Una de éstas es Psilocybe mexicana, conocida como “pajarito”. Otras dos, muy populares también, son P. caerulescens, conocida como “derrumbes”, y P. cubensis o “San Isidro”.

Otro género de hongos alucinógenos es Amanita. En nuestro país la especie más conocida es A. muscaria o “matamoscas”.

En Mesoamérica se designaba a los hongos psilocibes con el nombre de teonanácatl, que algunos autores han traducido como “carne de los dioses” y otros como “hongos sagrados o maravillosos”.

Menos de un tercio de las especies conocidas en nuestro país (entre ellas Psilocybe mexicana) se emplean con fines ceremoniales, sobre todo en los estados de Morelos, Puebla, Veracruz y Oaxaca.

Aun hoy, grupos indígenas, como los náhuatl, matlatzincas, mazatecos, mixes, zapotecas y chatinos los consumen en sus rituales.

Uso recreativo

En la década de 1960, con el advenimiento del turismo psicodélico, el consumo de hongos alucinógenos se extendió más allá de los fines ceremoniales. Los jóvenes hippies les dieron un “uso recreativo”.

En esos años, en búsqueda de sustancias naturales con potenciales propiedades farmacéuticas investigadores extranjeros exploraron el país y se encontraron con María Sabina, quien los inició en el uso ceremonial de la especie Psilocybe mexicana, hongos a los que llamaba “mis niños”.

Se consideran alucinógenos porque producen sustancias que alteran la percepción, el pensamiento y el humor.

La especie Psilocybe mexicana fue descrita en 1957 por el micólogo francés Roger Jean Heim; en 1958, el químico suizo Albert Hoffman aisló por primera vez sus compuestos que producen los efectos alucinógenos: la psilocibina y la psilocina.

Por otra parte, A. muscaria contiene dos sustancias psicoactivas: el ácido iboténico y el muscimol.

La mescalina, contenida en el peyote, actúa de manera similar a las sustancias alucinógenas de los hongos psilocibes. En cambio, los canabinoides de la marihuana no producen alucinaciones.

Las siguientes son las moléculas de algunas sustancias alucinógenas:

Los psilocibes producen los siguientes efectos:

Gigantismo o percepción alterada del espacio.

Hay reportes de que algunas alucinaciones se acompañan de la tendencia a evitar objetos o situaciones familiares.

Agorafobia o reticencia a exponerse a espacios abiertos.

El gigantismo, la neofobia y la agorafobia son efectos “muy subjetivos y difíciles de evaluar”, considera el investigador universitario.

Propiedades psicoactivas

A la psilocibina y a la psilocina de los hongos psilocibes, así como al ácido iboténico y al muscimol de Amanita muscaria, se les han atribuido propiedades psicoactivas.

Recientemente se han usado moléculas fúngicas para tratar desórdenes psiquiátricos, como la depresión y la ansiedad.

Aún no se ha obtenido algún medicamento, pero se siguen estudiando moléculas relacionadas con los compuestos alucinógenos, para tratar sobre todo problemas mentales.

—¿Los hongos alucinógenos no producen adicción? Con base en su experiencia, eso aseguraba Teófilo Herrera, padre de la micología en la UNAM.

Es un tema controversial. Antes se creía que no causaban adicción porque no liberan dopamina, sin embargo, recientemente se ha establecido que los compuestos alucinógenos de los hongos tienen un efecto en el sistema dopaminérgico, relacionado con las adicciones o dependencias a fármacos.

“Son resultados controvertidos que ponen de manifiesto la necesidad de más investigaciones farmacológicas y toxicológicas para acabar de determinar el riesgo potencial de estas sustancias”.

La degradación en el organismo de los compuestos alucinógenos no genera acetaldehído, metabolito asociado a los efectos de la resaca por intoxicación alcohólica, por eso se considera que el consumo de hongos alucinógenos no produce “cruda”, sólo causan alucinaciones durante “el viaje”.

Poca mortalidad

Los casos reportados por intoxicaciones y muertes por consumo de hongos alucinógenos han sido excepcionales por lo que se consideran moléculas seguras desde el punto de vista fisiológico.

Sin duda, puntualiza el maestro Aguilar Ramírez, los hongos alucinógenos son una fuente importante de investigación química y farmacológica porque contienen sustancias que pueden tener alguna aplicación terapéutica.

Sin embargo, debido a que los estudios realizados hasta el momento han sido insuficientes, hay que tomar su uso con cierta reserva. El riesgo de una sobredosis es que, además de las alucinaciones, causen miedo, pánico, ansiedad y paranoia.

 

UNAM GLOBAL

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