Las corrientes marinas transportan nutrientes, lo que favorece la presencia de fauna en regiones cercanas a las costas, como es el caso de la península de Yucatán.
En las zonas costeras tienen lugar actividades económicas como la pesca, la acuacultura y el turismo.
El estudiar los procesos capaces de moldear la forma de las playas e influir en el transporte de organismos, sedimentos y nutrientes, no solo permite identificar las áreas propensas a la erosión costera o a inundaciones, sino también entender por qué la productividad y la diversidad de especies marinas se concentra en ciertos sitios.
Las costas se encuentran en constante transformación debido al impacto de factores como el viento, las olas, mareas y corrientes marinas; en el caso de estas últimas son causadas principalmente por el arrastre de los vientos y las diferencias de temperatura y salinidad del agua.
Alejandro Souza Gómez, investigador del Departamento de Recursos del Mar del Cinvestav Unidad Mérida, ha estudiado los procesos oceánicos, relacionados con el ascenso de masas de agua ricas en nutrientes, que favorecen la presencia de fauna en las regiones cercanas a las costas de la península de Yucatán.
Hasta el momento, se ha encontrado que la agregación de un gran número de ejemplares de tiburón ballena, que tiene lugar cada año en las cercanías de las islas Contoy y Holbox (ambas en Quintana Roo), puede estar relacionada con la corriente de Yucatán.
Durante el periodo de primavera-verano en esta área surgen aguas frías y ricas en nutrientes procedentes del Caribe, lo cual genera una corriente que viaja al oeste de la Plataforma Yucateca y con ello se produce un remolino ciclónico en la zona de Cabo Catoche, localizada en Quintana Roo.
Cuando esta corriente se topa con la orilla oriental de la Plataforma de Yucatán, alrededor de Cabo Catoche, el balance entre la fricción del fondo marino y la rotación de la tierra provoca que el agua fría y rica en nutrientes suba a la superficie.
Esto da lugar a afloramientos persistentes de plancton (tanto de fitoplancton como de zooplancton) en la zona, la cual coincide con el área en donde el tiburón ballena se alimenta y en la que permanece de mayo a septiembre, explicó Alejandro Souza.
Los microorganismos que realizan fotosíntesis conocidos como fitoplancton, son el primer eslabón de la cadena alimenticia que permite el desarrollo del zooplancton, principalmente copépodos, camarones y larvas de peces, los cuales forman el alimento del tiburón ballena.
Así, entre las implicaciones de este tipo de trabajos está entender la influencia de los procesos oceanográficos, en este caso de las corrientes marinas, sobre la distribución y la abundancia del tiburón ballena, a fin de identificar algunos indicadores del impacto negativo para el ecosistema y la supervivencia de esta especie, considerada en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Además, esta información podría contribuir a establecer estrategias para la conservación del tiburón ballena, por ejemplo, regular la actividad turística en los periodos de agregación de estos organismos marinos, señaló el investigador.
En cuanto a los estudios para medir y caracterizar las corrientes marinas, se utilizan modelos numéricos regionales; es decir, que pueden abarcar la costa de Yucatán, la parte norte del Golfo de California, un estuario o una laguna costera.
Los modelos son similares a los empleados en la predicción meteorológica diaria y están basados en ecuaciones que brindan información acerca del movimiento el agua. Los datos obtenidos son complementados con las mediciones directas que se hacen a través de instrumentos previamente colocados en el agua.
Estos instrumentos miden la rapidez y dirección de las corrientes marinas a diferentes profundidades, ya que el agua tiene un comportamiento distinto dependiendo de si está en la superficie o en el fondo.
De acuerdo con el integrante del Sistema Nacional de Investigadores nivel III, en el agua que cubre la plataforma continental se lleva a cabo la mayor parte de la actividad pesquera, debido a que alberga una gran diversidad de flora y fauna, pero al mismo tiempo es una zona vulnerable al aumento de la temperatura global y al impacto de las actividades humanas.
De ahí la relevancia de continuar los estudios, desde una perspectiva multidisciplinaria, de los procesos que tienen lugar en el océano costero, en especial porque México cuenta con varias áreas costeras en el Golfo de México, el Océano Pacífico y el Mar Caribe.