Con la realización de charlas y un panel de discusión se llevó a cabo el simposio: “Dos días con inteligencia artificial y aprendizaje automático: aplicaciones en las ciencias biológicas y médicas”, en el cual se buscó ampliar las oportunidades de colaboración entre quienes se dedican a estos temas, ya sea en el Cinvestav como en otros centros e instituciones de investigación.
Al contar con distintos grupos científicos que emplean inteligencia artificial, surgió la idea de realizar en Cinvestav esta reunión, la cual sería el preámbulo para organizar un congreso con una semana de duración el próximo año.
En la parte inaugural, Alberto Sánchez Hernández, director General del Cinvestav, destacó la relevancia de este evento académico, porque si bien la inteligencia artificial no es un tema nuevo y existen proyectos al respecto en la institución, las nuevas herramientas que se han desarrollado, para uso con fines de investigación o enfocadas en el público en general, han provocado cuestionamientos acerca de su uso y de los posibles peligros.
“De esta manera, al discutir el tema es posible aportar conocimiento a fin de establecer, por ejemplo, propuestas de políticas públicas para el buen uso de estas tecnologías. Además, es importante dialogar alrededor de la investigación realizada desde varias disciplinas y así poder colaborar. En el caso de la física, estas herramientas son vitales al hacer modelaciones previas a los experimentos”, dijo Sánchez Hernández.
La conferencia de apertura “La inteligencia artificial y sus aplicaciones”, estuvo a cargo del propio titular del Cinvestav, quien hizo un recorrido por algunos momentos históricos del surgimiento de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, así como del auge de herramientas como ChatGPT.
La inteligencia artificial puede ser definida como un conjunto de instrucciones o reglas que se le dan a una máquina a fin de que tome decisiones de manera similar a como lo harían las personas. Esta idea es compatible a lo que se buscaba en los inicios de la computación: lograr la resolución de problemas específicos.
La inteligencia artificial, continuó, se enfoca en que las máquinas sean capaces de reconocer objetos, aprender, procesar el lenguaje utilizado por las personas; es decir, perciban, comprendan e interactúen con el ambiente.
En este sentido uno de los primeros trabajos relacionados con el tema fue el publicado por Alan Mathison Turing en octubre de 1950, titulado Computing machinery and intelligence, en el cual se plantea la prueba de Turing.
En dicho experimento una persona en una habitación aislada plantea preguntas a un hombre y una mujer, recibe sus respuestas por escrito e intenta determinar su género. Si una de las personas que respondía a los cuestionamientos era sustituida por una máquina y esta era capaz de emitir respuestas similares a las de una persona, Turing proponía considerarla inteligente.
En 1956 John McCarthy introduce el término de inteligencia artificial durante la Conferencia de Dartmouth (Estados Unidos), mientras que a lo largo de la siguiente década surgen algunos desarrollos pensados en satisfacer la prueba de Turing; una de las primeras herramientas de este tipo fue el programa informático Eliza, el cual simulaba una conversación con un usuario o usuaria.
Así, hasta inicios de este siglo hubo muchos avances en el área de la inteligencia artificial, y fue el desarrollo del cómputo en la nube, con espacio prácticamente ilimitado, lo que potenció las tareas de aprendizaje de máquina debido al gran almacenamiento de datos requerido. Aprovechando este potencial surgieron diversas compañías y se generaron herramientas en cuanto al reconocimiento de imágenes, programas para traducir texto, pasar de un escrito a imagen o a video, entre otros.
En 2022 la empresa OpenAI crea ChatGPT, una aplicación de programa informático que simula la interacción con personas, un año después, tras solo dos meses de estar disponible para el público en general, alcanzó 100 millones de usuarios y usuarias. Esta herramienta, al ser accesible para un sector amplio de la población colocó el tema de la inteligencia artificial en el interés público.
En este sentido, dijo Sánchez Hernández, es necesario considerar que las herramientas actuales de inteligencia artificial pueden tener algunas imprecisiones y dependiendo del modelo, el porcentaje de error puede oscilar entre 20 y 40 por ciento.
Lo anterior porque estas aplicaciones o programas informáticos funcionan a partir de grandes volúmenes de datos y estos no siempre están actualizados, en el caso de ChatGPT, al preguntarle cuestiones recientes podría no ser capaz de responder, porque no tiene esa información, esto puede a su vez generar sesgos de género, religión, política, entre otros, finalizó Sánchez Hernández.
El simposio “Dos días con inteligencia artificial y aprendizaje automático: aplicaciones en las ciencias biológicas y médicas”, contó con la participación de investigadores e investigadoras de diferentes instituciones como: el Cinvestav Tamaulipas, el Tecnológico de Monterrey, la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y la Universidad McGill (Canadá).