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El sueño de la gimnasia aeróbica vuelve a brillar en la Universiada Nacional 2025

Mucho antes de que la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) regresara a la escena nacional con su renovado equipo de gimnasia aeróbica, ya existían personas que soñaban, entrenaban y abrían camino para que ese momento fuera posible. Una de esas figuras clave es la maestra Brenda Gil Montiel, pionera y promotora incansable de esta disciplina en el ámbito universitario.

Fue en 1985 cuando la maestra Brenda llegó como docente de educación física a la Escuela Preparatoria Uno de la UADY.

Su propuesta trascendía las rutinas convencionales: impulsaba una gimnasia con sentido artístico, que promoviera la salud, el bienestar y la expresión corporal. Sin saberlo, sembraba las primeras semillas de lo que años más tarde se convertiría en un movimiento deportivo que trascendería generaciones.

“Yo no buscaba entrenar campeonas, sino formar jóvenes sanas y creativas, capaces de disfrutar del movimiento”, recuerda.

Sin embargo, su entrega y la pasión de sus estudiantes las llevaron mucho más lejos. En 1996 surgió el primer equipo representativo universitario, integrado por alumnas de preparatoria.

Un año después, en 1997, el equipo obtuvo el primer lugar nacional en la categoría terna femenil y el segundo lugar en la categoría individual femenil, durante las Olimpiadas Juveniles.

“Fue una sorpresa. Entrenábamos con mucho amor, sin recursos, sin duela, sin luces. Pero teníamos voluntad y una energía que nos impulsaba a superarnos”, cuenta la maestra con emoción.

Aunque el proyecto no logró consolidarse institucionalmente en ese momento, su impacto fue profundo. Varias de sus alumnas se convirtieron en entrenadoras, juezas y promotoras de la gimnasia aeróbica en otras escuelas.

El legado de la maestra Brenda trascendió las aulas y los torneos. Una de sus exalumnas, Rita Elena Zarzápalo, es hoy directora de la Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos.

Para la maestra Brenda, ver al equipo actual de la UADY obtener un lugar en la Universiada Nacional, más de dos décadas después, representa un motivo de orgullo y gratitud.

En especial, porque una de sus integrantes, Nazli González Loyo, fue también su alumna en la compañía de danza “Impulso Vital”, otro de sus grandes proyectos formativos.

“Es hermoso ver cómo el ciclo se renueva. Que las nuevas generaciones continúen, que haya hombres y mujeres participando por igual, que esta disciplina vuelva a tener un lugar en la Universidad… todo eso me hace sentir profundamente agradecida”, expresa.

Hoy, al mirar en retrospectiva, la maestra Brenda reconoce que cada esfuerzo, cada entrenamiento en un salón sin espejos, cada coreografía montada con recursos limitados, valió la pena. Porque no solo formó atletas, formó caminos, impulsó sueños y dejó huella en una comunidad que, ahora, empieza a redescubrir el valor de la gimnasia aeróbica.

A todas y todos los jóvenes que hoy integran el nuevo equipo universitario, les deja un mensaje que resume su legado: “Sean valientes, constantes y apasionados. Pero sobre todo, recuerden que lo que hoy hacen también puede marcar el inicio de algo más grande para quienes vienen después”.

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