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Detección temprana del deterioro cognitivo evita complicaciones mayores

 “El deterioro cognitivo leve representa una etapa intermedia entre el envejecimiento normal y las demencias, por lo que reconocer sus primeras señales es fundamental para intervenir oportunamente y evitar un avance hacia cuadros más severos”, afirmó el M.C. Eddgar Jesús García Santamaría, coordinador general de Servicios de Salud de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
Durante la charla “Deterioro cognitivo leve a moderado: señales tempranas y abordaje clínico, el especialista explicó que este padecimiento se ha vuelto cada vez más frecuente en las consultas, pero aún es poco atendido por familiares y pacientes, a pesar de su impacto a mediano y largo plazo.
“El deterioro cognitivo leve se encuentra en un punto intermedio entre lo que consideramos un envejecimiento saludable y una demencia. Detectarlo en estas etapas tempranas puede impedir que la enfermedad progrese”, destacó.
García Santamaría detalló que el signo principal es la afectación de la memoria reciente, manifestada en olvidos cada vez más frecuentes. En la mayoría de los casos, las demás funciones cognitivas se mantienen conservadas, lo que permite que la persona continúe llevando su vida cotidiana con relativa normalidad.
Sin embargo, subrayó que los familiares deben estar atentos cuando estos olvidos impactan las actividades diarias, como comer dos veces pensando que no lo han hecho, repetir preguntas o no recordar instrucciones simples.
El especialista advirtió que las enfermedades demenciales han aumentado significativamente en las últimas décadas, convirtiéndose en padecimientos altamente desgastantes no solo para el paciente, sino también para la familia.
“Muchos pacientes terminan siendo abandonados o institucionalizados, y los cuidadores desarrollan lo que hoy se conoce como síndrome del cuidador, por la demanda física y emocional que implica la atención constante”, explicó.
Durante la ponencia, se enfatizó que en personas adultas mayores los trastornos afectivos como ansiedad y depresión pueden manifestarse con fallas de memoria, confundiendo a las familias.
“No todo olvido significa deterioro cognitivo. En el adulto mayor, la depresión puede simular pérdida de memoria porque la persona vive en un estado de introspección que dificulta fijar nueva información”, señaló.
Para diagnosticar adecuadamente este padecimiento se requiere una historia clínica detallada, así como pruebas neuropsicológicas, análisis de laboratorio y estudios de imagen, con el fin de descartar alteraciones tiroideas, deficiencias vitamínicas o lesiones cerebrales.
El especialista reiteró que solo entre el 10 y 20% de los pacientes con deterioro cognitivo leve progresan a demencia, por lo que una intervención temprana puede marcar una diferencia significativa.
Aunque no existe un medicamento capaz de revertir el deterioro, se ha demostrado que adoptar un estilo de vida saludable puede ayudar notablemente a retrasar su progresión.
García Santamaría recomendó, un control estricto de enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión, así como ejercicio físico regular, estimulación cognitiva (crucigramas, lectura, juegos mentales, sudoku, etc.); además, es importante fomentar la actividad social frecuente, cuidado de la salud mental, dieta equilibrada, como la mediterránea y mantener higiene del sueño adecuada.
“Ejercitar la mente es tan importante como ejercitar el cuerpo. Las neuronas necesitan mantenerse activas para conservar sus conexiones. A mayor reserva cognitiva, menor riesgo de deterioro y demencia”, aseguró.
Finalmente, insistió en que la prevención debe iniciarse desde etapas tempranas de la vida, no solo en la vejez.
“Dormir bien, mantenernos activos y cuidar nuestra salud emocional son pilares para un envejecimiento saludable”, concluyó.
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