En el libro “It” de Stephen King, Pennywise afirma: “nadie puede vivir una vida natural sin tener pesadillas de vez en cuando”.
Esta declaración del inquietante payaso concuerda con la realidad, ya que desde nuestra infancia, experimentamos pesadillas.
Durante la niñez, éstas suelen mostrar fantasmas o criaturas terroríficas; sin embargo, al madurar, los temores se metamorfosean y están ligados a situaciones que amenazan nuestra supervivencia, seguridad o integridad física.
Los estudios sobre pesadillas se centran en su origen y razón de ser, si son recurrentes o si pueden ser un indicador temprano de enfermedades como el párkinson.
Un reciente estudio realizado por el Instituto Central de Salud Mental en Mannheim y la Universidad de Friburgo se ha adentrado en las pesadillas más comunes, mencionando que “la investigación sobre su contenido es limitada”. Los investigadores Michael Schredl y Anja Göritz lideraron este estudio. Tras analizar a más de mil 200 voluntarios, determinaron las pesadillas más habituales:
Fracaso: Dificultades o imposibilidad del soñador para alcanzar un objetivo. Esto incluye llegar tarde, perderse, no poder comunicarse, olvidar algo o cometer fallos. El 18% de los individuos reportó este sueño, siendo más común en hombres.
Agresión física: Amenazas, ataques directos, agresiones sexuales, homicidios o secuestros.
Accidentes: Ahogamientos, siniestros vehiculares, resbalones, caídas, entre otros. Este tipo de sueño fue reportado por el 15% de los participantes y predominó en hombres.
Persecución: Ser perseguido sin sufrir agresión física. El perseguidor puede ser un humano, animales (principalmente perros) o entidades sobrenaturales.
Enfermedad y muerte: Enfermedades, afecciones, inquietudes de salud o fallecimiento de un ser querido. Aproximadamente el 12% de los encuestados mencionaron tener pesadillas de este tipo.
Conflictos interpersonales: Más comunes en mujeres. Involucran hostilidad, oposición, agravios, humillación, rechazo, infidelidad o engaños entre personajes.
Preocupación: Algo anda mal sin saber qué es, generando incomodidad. Sólo el 6% indicó haber tenido este sueño.
Desastres: Catástrofes como incendios, inundaciones, erupciones volcánicas, terremotos o conflictos bélicos. Fue más recurrente en mujeres.
Presencia maligna: Percibir o sentir una entidad maléfica o ser poseído por ella. Incluye monstruos, alienígenas, vampiros, espíritus y fantasmas.
Insectos o alimañas: Aparición o infestación de estos seres, mordeduras o picaduras de insectos, roedores y reptiles.
Anomalía ambiental: Eventos insólitos en el entorno del soñador. Esta pesadilla fue igualmente común entre hombres y mujeres.
La frecuencia más alta de pesadillas reportada por los participantes fue de dos o tres veces al mes, mientras que la más baja fue de una vez cada tres meses.
El estudio, además de identificar las pesadillas más comunes, arrojó datos como que las personas mayores tienden a soñar más con conflictos interpersonales y fracasos, en tanto que las pesadillas predominantes en niños se relacionan con entidades malignas o monstruosas.
Revista Global UNAM