Durante la última década la producción de tilapia en México registró un crecimiento promedio anual de 3.1%. Al mismo tiempo aumentó el consumo de esta especie al pasar de 1.0 kilos per cápita anual a 1.6 y seguirá en ascenso, expresa Jaime Almazán, presidente de Grupo Acuícola del Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados y de la Nutrición Animal (CONAFAB).
Con base en datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), el representante de los productores de alimento para especies acuícolas de cultivo apuntó que, actualmente en México la producción y captura de tilapia es de 101,749 toneladas métricas anuales con un valor estimado en 2,730 millones de pesos, pero deben importarse aproximadamente 113,536 para satisfacer la demanda. Este déficit representa una oportunidad para la industria de la acuicultura.
Durante el encuentro con medios de información para anunciar Encuentro Tilapia 2023, que CONAFAB realizará los días 12 y 13 de julio; Jaime Almazán, señaló que “la producción de tilapia ha evolucionado de manera considerable durante los últimos años en el país.
«Al grado de que hoy en día hay nuevas tecnologías que están adoptando los productores como sistemas de aireación, producción más eficiente de huevos, genéticas resistentes, sanidad, empleo de biofloc, con lo cual los acuicultores garantizan la calidad e inocuidad de la especie para consumo humano”, dijo.
Señaló que México es el tercer productor de tilapia en Latinoamérica y el noveno en el mundo. De la producción anual comentó que alrededor de 50% es generada en granjas acuícolas controladas, ubicadas principalmente en Chiapas, Tabasco, Campeche y Yucatán, caracterizadas por la disponibilidad abundante agua dulce.
“La producción de tilapia ha aumentado en 3% anual en los últimos años, superando a las actividades agrícolas y ganaderas tradicionales, por lo que cumple un papel fundamental en la producción de alimentos a nivel nacional y mundial. Además, México posee los recursos naturales, capital humano y mercado para el desarrollo de la actividad,” subrayó el presidente de Grupo Acuícola.
Apuntó que actualmente la acuicultura tiene un impacto socioeconómico en las áreas rurales, por la creación de empleos, demanda de materias primas e insumos, producción de alimentos para autoconsumo, incremento de la economía local e inserción de las mujeres en la producción de esta especie, además que ayuda a reducir la desintegración familiar.
Asimismo, mencionó que “la industria acuícola presenta grandes oportunidades, en cuanto a la producción de tilapia, es una especie que es valorada por su calidad, por adaptase a diferentes latitudes y condiciones climáticas que predominan en gran parte del país sobre todo en el sureste que cuenta con amplios recursos hídricos, además un número importante de presas hidroeléctricas usadas para el cultivo de tilapia en jaulas flotantes”.
Si bien es un mercado con un alto potencial, aún hay grandes desafíos, y es por ello que resulta necesario seguir avanzando y sumando esfuerzos con empresas, productores, gobiernos y otros especialistas.
«El objetivo es que se busquen peces más resistentes a enfermedades de rápido crecimiento e inocuos, crear acceso a mercados diferenciados, decrementar el precio de los insumos empleados, certificar y capacitar a profesionales calificados, y sobre todo legislar en materia sanitaria y acuícola», finalizó.