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Los mexicanos que viven con dermatitis atópica tendrán una nueva opción terapéutica

La dermatitis atópica (DA) es la enfermedad inflamatoria más común en la piel[1], y las personas que viven con este padecimiento; además de enfrentar sus síntomas, también viven con una carga emocional importante, debido a que altera sus relaciones interpersonales, genera rechazo, estigmatización y aislamiento social.

 

Estas razones fueron la base para que Lilly iniciara la búsqueda y desarrollo de una alternativa terapéutica que permitiera brindar a los profesionales de la salud una opción para cubrir necesidades no satisfechas para la atención de sus pacientes con dermatitis atópica y así ayudarles a mejorar su calidad de vida.

 

“La nueva alternativa que hoy presentamos ha mostrado una mejora positiva en la condición del paciente a partir del segundo día, lo que es un logro sustancial para el cuidado del padecimiento. Esta indicación se une al portafolio terapéutico que Lilly tiene en México para el cuidado de enfermedades autoinmunes, fortaleciendo nuestro compromiso de ayudar a mejorar la salud de las personas”, comentó la doctora Nuria Marcos, directora del Área Médica para Lilly Latinoamérica, en el marco del Media Day de Lilly México.

Una enfermedad que altera la vida

Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que la dermatitis atópica afecta al menos a 230 millones de personas en el mundo[2]. Su prevalencia es muy variable de un país a otro, tanto en adultos como en población infantil. La prevalencia también es mayor en los adultos menores de 45 años que en adultos mayores[3].

 

En México se estima que la prevalencia en población adulta es de 4.0%, lo que representa un aproximado de 1,138,104 mexicanos con dermatitis atópica[4], mientras que el pico de incidencia se presenta entre los 20 y 40 años, afectando la edad productiva de los pacientes[5].

 

El padecimiento está acompañado de enfermedades alérgicas (asma, fiebre de heno, alergia alimentaria), así como no alérgicas (psiquiátrico-emocionales, alteraciones de sueño, infecciones, cardiometabólicas); por ende, el paciente con DA sufre prurito (picazón) y dolor en la piel, alternaciones del sueño, infecciones, trastornos de salud mental, ideación suicida, déficit neurocognitivo, bajo desempeño escolar/laboral, y bullying[6].

 

La enfermedad también afecta otros aspectos. El impacto a nivel laboral es alto con un ausentismo de 76 horas al año por las múltiples recaídas que causa la enfermedad. En promedio, los pacientes con DA de moderada a grave pueden tener un brote cada tercer día, dando un total de 136 recaídas por año[7], lo anterior genera baja productividad y pérdida económica en el entorno familiar debido al cuidado que requieren estos pacientes.

Las personas con el padecimiento suelen recorrer un camino largo antes de llegar al dermatólogo con manejos caseros, cremas y terapias alternativas que retrasan el diagnóstico o un tratamiento adecuado, esto se traduce en una mala calidad de vida por la comezón que se presenta en 54% de las personas; dolor de piel en 61% de los pacientes[8]; y 81% de quienes la padecen suelen tener problemas de sueño[9].

 

“La opción terapéutica que ofrece Lilly actúa como un inhibidor de JAK1 y JAK2, proteínas clave en el origen de las enfermedades inmunomediadas de la piel, como es la dermatitis atópica. Por lo tanto, esta alternativa se muestra como una oportunidad innovadora, eficaz y de fácil toma que permitirá una mejor adherencia y óptimo cuidado”, comentó el doctor Jorge Alberto Barragán, asesor médico para Reumatología y Dermatología en Lilly México.

La promesa de Lilly

La experiencia científica y médica de Lilly ha permitido enfrentar los desafíos que se han dado en los últimos años, lo que le ha dado pie a enfocarse en el avance de más descubrimientos que ayuden a retrasar la progresión de enfermedades inmunológicas como lo es la dermatitis atópica. Hoy, mantiene esa promesa para expandir el acceso de sus medicamentos, colocando en el centro a más de 44 millones de personas que requieren de sus tratamientos, y México no es la excepción.

 

Karla Alcázar, presidenta y directora general de Lilly Latinoamérica, subrayó que “tenemos una oportunidad única de mantenernos en el camino de la innovación a través de la inversión y el desarrollo para ofrecer más opciones terapéuticas, pues la meta de la compañía es acelerar la introducción de más productos en México con el objetivo de presentar cada año dos nuevas moléculas para salvar y cambiar la vida de más mexicanos”.

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