La fase de ansiedad que se vive en nuestro país necesita abordarse de manera clínica, en especial aquellos procesos que se vuelven un trastorno, es decir, las preocupaciones excesivas difíciles de controlar y que interfieren en la vida diaria, advirtió Katya Ramírez Centeno, especialista en Psicología de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
Durante la conferencia “La ansiedad durante la pandemia Covid 19”, realizada en el marco de la Segunda Semana de la Salud Mental, que organiza la UADY en coordinación con diversas instituciones, la integrante del Servicio de Atención Psicológica de la UADY expuso que la principal característica de la ansiedad es una combinación de intranquilidad y miedo, constante y excesiva.
Así, explicó que se trata de un malestar entre lo que una persona piensa y siente, acompañado de respuestas fisiológicas comunes como taquicardia, dificultad en la respiración, sudoración, sensación de ahogo, falta de aire, bochornos o escalofríos, entre otros.
Agregó que esa sensación repercute directamente en diferentes contextos en los que se desenvuelven los individuos, por ejemplo, en las esferas familiar, educativa, profesional, laboral, relaciones interpersonales, así como metas individuales.
Asimismo, comentó que el regreso a las aulas de manera presencial de los estudiantes de educación básica, también genera en los padres de familia una especie de confusión y ansiedad ante la indecisión de si deben llevar o no a sus hijos a las escuelas.
Por su parte, la académica de la Facultad de Derecho de la UADY, Annie Herrera Perera, mencionó que en cada una de las personas la reacción afectiva proporcional a la situación es distinta y experimentar malestar, preocupación e inquietud no es algo completamente normal.
Aclaró que se requiere diferenciar cuando se trata de una respuesta esperada a una eventualidad y, en cambio, cuando se convierte en un problema patológico.
En el primer caso, la mayoría de las personas puede presentarlo y la intensidad de esta reacción no es incapacitante y tampoco causa un deterioro significativo, ya que después de un momento, la persona lograría regresar a su estado de equilibrio y retomar sus actividades.
En contraste, apuntó, un trastorno de ansiedad se manifiesta cuando los indicadores de ese estado mental son constantes y por mucho tiempo, e impiden a las personas continuar con las actividades cotidianas o les ocasiona algún tipo de incapacidad para lograr sus metas, continuar laborando y estar bien con los suyos.