Por segundo Mundial Sub-17 consecutivo, México alcanzó su límite en los octavos de final y se fue eliminado con marcador de 5-0. Hace dos años en Indonesia el verdugo fue Malí; ahora en tierras qataríes, Portugal se vistió de ejecutor, con la misma cantidad de goles.
Pocos cambios en medio de ese periodo que pone en manifiesto la crisis que atraviesa al futbol mexicano masculino en todas sus categorías. Las conclusiones suelen ser las mismas pero los cambios estructurales sencillamente no llegan.
Los primeros minutos del encuentro fueron una ilusión, pues ambos equipos jugaban con cautela y sin arriesgar demasiado, a ritmo lento.
Sería al minuto 12′ con un descuido de Navarro que se destapó la lata de goles de Portugal: el árbitro señaló la pena máxima tras una barrida y el capitán del equipo lusitano no falló en su ejecución. Errores individuales que se pagan al precio más alto.

La tormenta apenas comenzaba. Al 33′, el mismo Navarro, ofuscado, soltó un codazo en un oponente y el árbitro, tras apoyarse en el VAR, le mostró la tarjeta roja.
El primer tiempo finalizó con México en desventaja y sin un elemento. Para el complementario todo quedó definido al 47′ con la anotación del goleador del Mundial, Anísio Cabral, que llega a seis goles. A partir de ahí Portugal se convirtió en controlador del partido y en los minutos finales sellaron la goleada.
El juego contra Argentina, si bien fue heroico, realmente se trató de un espejismo. En todo el campeonato México solamente pudo ganarle a Costa de Marfil con marcador de 1-0. Corea del Norte, Suiza y ahora Portugal le pusieron los pies en la tierra a este grupo juvenil. El equipo nacional suma una nueva decepción en categorías juveniles.
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