Mérida

El Centro Cultural “Olimpo” abrió sus puertas para observar el eclipse de manera segura

Bajo las medidas oficiales de protección ocular proporcionadas por el Ayuntamiento de Mérida, decenas de personas, tanto locales como turistas nacionales y extranjeros, disfrutaron del eclipse parcial que se observó este lunes 8 de abril. El Alcalde Alejandro Ruz Castro presenció este fenómeno astronómico en el Patio Central del Centro Cultural de Mérida “Olimpo”, que fue la sede oficial, junto con otros dos observatorios ubicados en El Gran Museo de la Cultura Maya e Izamal. A las 11:18 horas inició el eclipse parcial en Mérida, y desde ese momento las personas comenzaron a acercarse al “Olimpo”. A través de cinco telescopios con filtro certificado y 150 lentes especiales, pudieron apreciar este fenómeno astronómico que también estuvo acompañado por el paso del Cometa Diablo y la alineación planetaria de Júpiter, Marte y Saturno. Además, por primera vez se contó con el Lightsound, un dispositivo creado para que las personas con dificultades visuales puedan experimentar los eclipses a través del sonido. Este sensor mide la intensidad de la luz y el dispositivo transforma ese valor en sonido. El eclipse parcial alcanzó su punto máximo en Mérida a las 12:35 y finalizó a las 13:52 horas. En México, los estados de Sinaloa, Chihuahua, Durango y Coahuila tuvieron una visibilidad del 100% del eclipse total de sol. En la sede del “Olimpo” participaron cuatro colaboradores del Planetario, cuatro jóvenes de servicio social del planetario y 20 jóvenes de la Sociedad Astronómica de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), quienes también conversaron con los asistentes sobre las recomendaciones para ver el eclipse, así como el significado e importancia del uso de medidas de seguridad para admirarlo. Cabe mencionar que, de acuerdo con los especialistas, el próximo eclipse en territorio mexicano se podrá observar hasta el 30 de marzo de 2052.

Reportajes

México, el mejor país para observar el próximo eclipse total de Sol

Cuando la Luna oculte al Sol, el próximo 8 de abril, el “Gran Eclipse Norteamericano” se apreciará mejor desde México debido a sus condiciones climáticas, informó el investigador del Instituto de Geofísica (IGEF), Primoz Kajdic. En el continente americano, el fenómeno iniciará en Mazatlán, luego pasará por Durango, Torreón, Piedras Negras, Monclova y, posteriormente, por Estados Unidos y Canadá. Aunque se avistará en los tres países -por esta razón se le conoce con ese nombre- las condiciones climáticas más favorables y la duración de cuatro a siete minutos se registrarán en nuestro país, explicó el doctor en Astronomía. El espectáculo, agregó, comenzará a las 9:51 horas. Se espera que el disco solar sea cubierto por completo de las 11:07 a las 11:11, y concluirá a las 12:32 horas. En la Ciudad de México se avistará cómo la Luna cubrirá aproximadamente 75 por ciento del disco solar, lo que ocurrirá a las 10:51 horas, alcanzará su máximo punto a las 12:14 para finalizar a las 13:38 horas. Para contemplarlo es necesario ubicarse en un sitio con cielo despejado y sin nubes, explicó el experto adscrito al departamento de Ciencias Espaciales del IGEF. Además, en la franja donde se mire el fenómeno de manera total, será posible divisar estrellas, planetas, incluso el cometa 12P/Pons-Brooks, también llamado “cometa diablo”. “Será un espectáculo porque no son solo la Luna y el Sol los actores principales, sino porque tendremos una serie de actores secundarios que harán de este evento inolvidable”, afirmó el universitario ante estudiantes e investigadores asistentes al auditorio Tlayolotl “Dr. Ismael Herrera Revilla”. Durante la charla “Cómo observar el Gran Eclipse Norteamericano”, Kajdic recordó que se trata de un juego entre tres objetos celestes que, al estar en línea recta, hacen que el satélite natural se interponga entre el Sol y la Tierra y cubra el brillo de nuestra estrella. Son eventos extremadamente raros. Si se piensa en un solo punto del planeta ocurrirá, en promedio, cada 375 años; pero en esta ocasión, en la ciudad de Mazatlán -donde se apreciará este año- también fue posible ver, en 1991, un eclipse solar, apuntó el investigador. Si bien cada año se registran dos eclipses parciales en el mundo, como el de 2023, en octubre, en la Península de Yucatán, los fenómenos totales (cuando todo el disco solar es cubierto completamente por la Luna) se presentan una vez cada 18 o 24 meses. El satélite, abundó, recorrerá una trayectoria de 16 mil kilómetros, desde que inicia el eclipse hasta que termina, y en el resto del país este se apreciará solo de manera parcial. Kajdic enfatizó que hay que tomar precauciones, porque en la mayor parte de México será parcial, lo que implica que mirar al Sol más de un segundo daña nuestra vista permanentemente, razón por la cual se recomienda evitar observarlo a simple vista, a través de una cámara de foto o video, sin protección adecuada. El investigador precisó que existen lentes especiales con filtro que permiten el paso de poca luz y aun así es fundamental verlo solo por unos segundos, o bien, usar un vidrio para soldar el cual debe tener un grado 14 o más sombras. Para mayor seguridad sugirió acudir a una zona arbolada para descubrir en el suelo las luces y sombras donde se reflejará el disco solar cubierto por la Luna. No funciona usar radiografías, lentes o cristales de vidrio oscuro, tampoco ahumados, o negativos fotográficos. El Instituto ofrece información en el sitio https://eclipse2024.geofisica.unam.mx/ donde se pueden encontrar instrucciones o animaciones de cómo construir algunos aditamentos. UNAM GLOBAL

Yucatán

Enseñan los primeros pasos para la observación astronómica

Para poder tener una exitosa observación astronómica se deben tomar en cuenta factores esenciales como la hora, meses y lugar para que se pueda disfrutar este pasatiempo, señaló el profesor investigador de la Facultad de Matemáticas de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Jorge Carlos Lugo Jiménez. En el marco de la XII Edición de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) 2024, el académico impartió la conferencia “Primeros pasos en la observación astronómica” donde detalló que, en el caso de Yucatán, de octubre a marzo es el mejor periodo para realizar esta actividad. “En ese periodo los cielos son más oscuros, más despejados, el vapor de agua ha disminuido y además, aún persisten las estrellas que son brillantes y son constelaciones relevantes, como la de Orión, Perseo, las estrellas principales y estrellas llamativas que tienen a su vez objetos interesantes, porque están en el brazo galáctico”, explicó. En presencia del rector de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Carlos Alberto Estrada Pinto, Lugo Jiménez añadió que después de las 22:00 horas las personas podrán tener una mejor visibilidad y que entre las dos o tres de la madrugada es el momento perfecto, sin embargo, no muchos pueden esperar hasta esa hora. Enfatizó que otro punto importante a considerar para realizar este pasatiempo es estar alejados de la ciudad, ya que la polución lumínica impide tener un cielo oscuro. “Si tenemos un cielo blanquecino no podremos observar correctamente a las estrellas, por ello debe ser un lugar oscuro, preferentemente sitios elevados, descampados y con pasto”, abundó. Durante la charla realizada en la sala Elvia Carrillo Puerto del Salón Ek Balam del Centro de Convenciones Yucatán Siglo XXI, el especialista mostró un telescopio newtoniano y la forma en la que se arma. Por último, recomendó que quienes gusten realizar la observación astronómica deberán utilizar la vestimenta adecuada, toda vez que esto también evitará que puedan ser picados por algún insecto en caso de estar en un lugar escampado.

Reportajes

Búsqueda de vida extraterrestre. Los métodos de la ciencia

La posibilidad de que exista vida en otros mundos es algo que siempre ha inquietado a la humanidad. Ya en el siglo quinto antes de nuestra era, el filósofo griego Anaxágoras (500 a.C.- 428 a.C.) creía que la Luna estaba habitada y que “los gérmenes invisibles de la vida que son la causa del origen de todo ser vivo, están sembrados por todas partes”. Hace más de 200 años, otro filósofo griego Metrodoro (siglo III a.C.) aseguraba que “creer que el nuestro es el único mundo habitado en el espacio infinito es tan absurdo como asegurar que en un vasto campo sembrado ha crecido sólo una espiga de trigo”. Sin embargo, a pesar de ser un tema abordado desde el pasado, la posibilidad de que exista vida fuera de nuestro planeta y de que hayamos sido visitados por seres de otros mundos son dos incógnitas que no han tenido una respuesta científica hasta el día de hoy. Lo anterior no ha sido por falta de interés, al contrario. Las investigaciones para encontrar rastros de vida fuera de la Tierra es un trabajo transdisciplinar en el que convergen la química, la astronomía, la biología y las ciencias de la Tierra, por mencionar algunas de las disciplinas, aseguró el doctor José Franco del Instituto de Astronomía de la UNAM. ¿Qué entendemos por vida? Sin duda, la principal característica de los seres vivos es que sus células contienen macromoléculas, —ADN y ARN— que trabajan juntas para preservar y transmitir la información genética de cada ser vivo, además definen a todas las formas de vida que conocemos. Tanto el ADN como ARN están formadas por átomos de Carbono (C), Oxígenos (O), Hidrógeno (H), Nitrógeno (N), Azufre (S) y Fósforo (P), así como de pequeñas cantidades de otros compuestos, principalmente minerales como el Litio (Li), Sodio (Na), Potasio (K), Calcio (Ca), entre otros. Dentro de las células de los seres vivos ocurren millones de reacciones, llamadas reacciones bioquímicas que permiten todos los procesos de los organismos como, la digestión, la fotosíntesis o la respiración. Todas ellas se desarrollan con ayuda del agua, ya que las propiedades físicas y químicas de este líquido son vitales para el funcionamiento de las células. El metabolismo es el conjunto de reacciones bioquímicas que tienen lugar en las células del cuerpo para convertir los alimentos en energía. Se necesita esta energía para todo lo que hacemos, desde movernos hasta pensar o crecer. Estos procesos generan residuos que el organismo no puede utilizar y los desecha ya sea en forma líquida, sólida o gaseosa Estás moléculas generadas por el metabolismo cambian los componentes de la atmósfera. En la Tierra, un ejemplo de esto es el metano. Es por eso que una de las formas de búsqueda de vida fuera de nuestro planeta es mediante la detección de moléculas relacionadas con la vida en las atmósferas de otros mundos, explica el doctor José Franco durante un conversatorio organizado por el Centro de Ciencias de la Complejidad de la UNAM. Somos polvo de estrellas Casi todos los elementos químicos de la tabla periódica se formaron en el interior de alguna estrella, con excepción del hidrógeno y del helio que se crearon durante la Gran Explosión. Otros elementos han sido sintetizados por los seres humanos en reactores nucleares o en aceleradores de partículas. A través de modelos matemáticos se ha podido determinar lo que sucede en el interior de las estrellas a lo largo de miles de años: en su centro, la temperatura y la presión son lo suficientemente elevadas para que se produzca la fusión nuclear y, por ende, los elementos químicos que conocemos. Cuando las estrellas llegan al final de su evolución expulsan al medio interestelar — ya sea por viento o por explosiones—, todos los elementos químicos que procesaron, los cuales se incorporarán más tarde a nuevos sistemas estelares en formación y también a sus planetas. Por ello se dice que el calcio y el fósforo de nuestros huesos, el sodio y el potasio de nuestros nervios y el hierro de la hemoglobina de nuestra sangre se formaron hace miles de millones de años en el interior de alguna estrella, es decir, somos polvo de estrellas, afirma Franco. Los métodos de la ciencia La astrobiología es una rama de la astronomía que se dedica a entender el origen, evolución, distribución y destino de la vida en el Universo. En nuestro país existe un número importante de científicos que se dedica a esta ciencia. Uno de los principales investigadores fue el doctor Rafael Navarro, del Instituto de Ciencias Nucleares, quien desgraciadamente murió durante la pandemia de Covid-19. La sede del Instituto de Astronomía en Ensenada cuenta con un Laboratorio de Astrobiología, además existe una Sociedad Mexicana de Astrobiología. “Con frecuencia pensamos que si encontráramos vida extraterrestre en otros mundos descubriríamos seres parecidos a nosotros. Sin embargo, la diversidad de vida que existe en nuestro planeta va desde las bacterias, plantas, hongos, hasta los mamíferos. Así que la búsqueda de vida extraterrestre no sólo se refiere a vida inteligente”, precisa el astrónomo. Para estudiar las posibilidades de vida fuera de nuestro planeta se han utilizado tres métodos: Probablemente en los próximos años llegarán sondas espaciales a Europa (luna de Júpiter) y Encélado (luna de Saturno) para buscar in situ algún indicio de vida microbiana en esos mundos. Por otra parte, el poderoso telescopio James Webb está captando información que permite a los astrobiólogos identificar planetas potencialmente habitables fuera del Sistema Solar. 3.- Otra forma de buscar vida es detectar señales de radio provenientes del espacio. Esto se basa en la hipótesis de que cualquier civilización lo suficientemente desarrollada emitirá ondas de radio que pueden ser detectadas por los radiotelescopios. En la Tierra, sin que nos demos cuenta, este tipo de ondas son emitidas debido a las actividades cotidianas (uso del televisor, radio, teléfono). Además, se han enviado mensajes al espacio. En 1972 se lanzó la sonda espacial Pionero 10 (Pioneer 10), cuyo objetivo era estudiar Júpiter. Una vez realizada esta misión seguiría

Reportajes

“Colmena”, el sueño espacial mexicano, viaja en cinco robots camino a la Luna

En estos momentos, cinco microrrobots mexicanos están en dirección a la Luna. Van a bordo de la nave Peregrino 1, que despegó en la madrugada del lunes desde Cabo Cañaveral, en Florida (Estados Unidos), y debería llegar al satélite en unas seis semanas. Aunque el despegue fue un éxito, el módulo tiene una fuga de combustible que pone en grave riesgo la misión, que es la primera iniciativa privada a la Luna. También es la primera vez que México participa en una expedición hacia este astro. A cargo están la UNAM y la Agencia Espacial Mexicana, que han llamado al proyecto Colmena, en honor a estos pequeños robots preparados para trabajar en equipo, como un enjambre. Entre los cinco no superan los 300 gramos. Ahora, el sueño espacial mexicano viaja envuelto en un paquete de galletas. La próxima carrera espacial ya ha empezado. Los países ya no quieren solo poner un pie en la Luna, sino colocar las bases para sacar provecho de sus materiales y asentar las primeras colonias. Y de ahí preparar el salto a Marte para dentro de unos 20 años. El plan es gigante. Hace décadas que Gobiernos como el estadounidense o el ruso apostaron por el universo, después siguió China —que ya ha alunizado tres veces en los últimos 10 años— y la India. En una industria extremadamente competitiva, en la que también juegan la Agencia Espacial Europea y la japonesa, México trata de encontrar su hueco. No es fácil con tantos años de desventaja. Tratando de abrir una brecha, nace el proyecto Colmena. El investigador Gustavo Medina, responsable del Laboratorio de Instrumentación Espacial, del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, y jefe de la misión, cree haber encontrado el nicho en lo pequeño. Ya hay otros construyendo los grandes robots, los grandes vehículos, pero México está especializándose en la nanotecnología que permite crear muchos robots: diminutos pero eficientes. Mientras otros se fijan en los leones o los elefantes, México está apostando por las abejas. “Seres simples que juntos consiguen hacer grandes cosas, porque son muchos y saben cooperar”, explica Medina, “en vez de mandar una gran máquina para extraer un mineral, que cuesta carísima y si se rompe se perdió todo, puedo mandar 100.000 robots chiquititos, que si muere uno no pasa nada. El proyecto puede resistir. Esa es la filosofía”. Así se empezó a plantear la misión Colmena en 2015, cuando México presentó su proyecto a la empresa Astrobotic, que es la creadora de Peregrino 1 y la que, patrocinada por la NASA, está a cargo del viaje. La compañía seleccionó la idea de la UNAM para la primera misión comercial a la Luna de la historia, junto a otras 19 que vienen de la NASA, Alemania, Japón o Reino Unido. “Vamos hermanados con los grandes países”, ha señalado el director de la Agencia Espacial Mexicana, Salvador Landeros, que considera el proyecto como “algo histórico”. También van a bordo de la nave una cápsula del tiempo con mensajes de 80.000 niños de todo el mundo y las cenizas del creador de Star Trek, Gene Roddenberry, del escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke y de tres presidentes de Estados Unidos: George Washington, Dwight D. Eisenhower y John F. Kennedy. Con sensores y aletas: diseñados para sobrevivir El proyecto mexicano ha contado con un presupuesto de 13 millones de pesos (unos 770.000 dólares), provenientes a partes iguales de la Agencia Espacial Mexicana y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Seis millones se han dedicado a la creación de los robots, en la que han participado 250 alumnos de la UNAM, de ingeniería, pero también de matemáticas, física o química, arte y derecho; los otros siete millones han sido para el lanzamiento con Peregrino. Colmena está compuesto por cinco robots de 12 centímetros de diámetro y 56 gramos cada uno. Tienen ruedas y una especie de aletas. Viven de la energía que consiguen de sus paneles solares, que son flexibles para aguantar la vibración que lleva aparejada el ser lanzados en un cohete especial. También cuentan con sensores, microprocesadores, inteligencia para navegar autónomamente y radares para desplazarse y comunicarse con los otros robots. Nunca dispositivos tan pequeños han operado en el espacio, dice Medina con orgullo. “Están diseñados para aprender cuáles son los desafíos de hacer una cosa tan chiquitita y sofisticada y que eso viaje por el espacio y sobreviva, llegue a la Luna y sobreviva”. La Luna es un entorno muy agresivo, con cambios drásticos de temperatura, radiación, polvo lunar, impactos de material interplanetario. Entonces, el primer objetivo de los robots es revisar qué estrategias de diseño sí sirven para sobrevivir e identificar problemas que sus creadores todavía no han imaginado, “pero que ciertamente existen”, apunta el responsable de Colmena. Su segunda meta es científica: entender cómo se comporta el regolito, sus características, también tratar de aprender sobre esa capa de granos más pequeños, que flotan a unos 20 o 30 centímetros de la superficie de la Luna, observar cómo funcionan ahí las telecomunicaciones o “propiedades que nunca han sido medidas”. EL PAÍS

Reportajes

3 avances científicos del siglo XXI que han marcardo un antes y un después

La ciencia es una herramienta que el ser humano ha creado tanto para comprender el mundo que le rodea, como para aplicar esos conocimientos en su beneficio, explica la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Los avances científicos permiten hallar soluciones a los nuevos desafíos económicos, sociales y medioambientales y permiten construir un futuro sostenible. En ese sentido, el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, celebrado el 10 de noviembre, promueve que los ciudadanos estén informados sobre los hallazgos científicos y, tal como indica el nombre de la efeméride, moviliza a todos los actores en torno al tema de la ciencia para la paz y el desarrollo. Son muchos los avances que se registran cada año en las más diversas áreas de la ciencia que tienen un impacto sobre la vida de las personas. Ejemplo de ello son los descubrimientos de Katalin Karikó y Drew Weissman sobre las modificaciones de las bases nucleósidas que permitieron desarrollar vacunas eficaces de ARN mensajero (ARNm) contra el COVID-19. Otros avances científicos prometedores se relacionan con el desarrollo de nuevas vacunas contra el cáncer, las aplicaciones de la inteligencia artificial o una mejor comprensión del universo. He aquí 3 descubrimientos del siglo XXI destacados, entre otros, por la Fundación Aquae, una organización que busca ser centro de referencia en el impulso de la educación, el apoyo a la sostenibilidad y la difusión del conocimiento. Tal como explica Aquae, “en la larga cadena con forma de hélice que tiene el ADN se ocultan los miles de genes que contienen las instrucciones para el funcionamiento de un ser humano”. Este avance constituye uno de los logros científicos más influyentes para el desarrollo de las terapias genéticas. Pero fue en 2009 cuando un equipo internacional de científicos publicó en la revista Science una descripción minuciosa del esqueleto, llamado Ardi. Se trata de una hembra con un peso aproximado de 50 kilogramos y de unos 120 centímetros de altura. Según la Fundación Aquae, se trata del antepasado más antiguo del ser humano y se estima que vivió hace 4.4 millones de años. Esto significa uno de los descubrimientos científicos más relevantes de este siglo en el campo de la arqueología y la antropología. Existen diferentes avances destacados a nivel astronómico. Entre ellos, el hallazgo de agua en Marte, anunciado en 2008 por la NASA. Los científicos llevaban mucho tiempo investigando al respecto. Los estudios previos indicaban que esto era posible, pero faltaba la prueba física, que se concretó gracias a la sonda Phoenix. Este vehículo explorador, lanzado el 4 de agosto de 2007, encontró hielo cerca del polo norte marciano. Con información de National Geographic