En Celestún, al oriente de Yucatán, entre el mar, la arena y el sol, se forjan los puños de hierro de mujeres que han encontrado en el box una batalla de sueños, esperanza y libertad.
En este gimnasio, Edwin Couho comenzó hace dos años a crear un semillero de mujeres que han encontrado en el box no solo una forma de autodefensa, sino un deporte que algún día podría dar a México una medalla mundial.
“Me siento bien traducir lo que yo sé y yo lo que yo aprendí, me siento ver traducírselo a las personas, a las damas, a las mujeres”.
Pequeñas de entre 8 años, pero también mujeres de más de 30, han encontrado en este lugar un espacio, para liberarse, entretenerse y abrirse espacio en busca de una medalla.
Irlanda tiene 8 años, cursa el segundo de primaria y en el box ha encontrado una nueva manera de compaginar el encierro y las clases virtuales.
“Mi papá me entrenaba y yo quería ir como mi maestro “El Torito”, todavía tenía seis años cuando empecé a entrenar con mi papá y en eso mi papá me inscribió y fue cuando empecé a entrenar, entrenar”.
Irlanda Ukuk, boxeadora
Lorena tiene 19 años, practica el box desde los seis. Su sueño es pisar algún día un ring profesional de boxeo.
“El boxeo representa mucho en mi vida porque toda mi infancia, mi adolescencia la viví prácticamente en el boxeo”.
Lorena Couh, atleta box
Karen se puso los guantes por primera vez, por miedo a ser acosada en las calles. A sus 31 años, sueña con llegar a representar a México en una pelea internacional.
“Yo empecé a entrenar box porque tenía mucho miedo a las personas que me decían cositas en la calle
Aral Chan, boxeadora
Guerreras con puño de hierro que algún día, sin duda, harán sonar a México en el cuadrilátero.